La triste historia llena de silencio que viven los hombres que sufren abuso sexual

La triste historia llena de silencio que viven los hombres que sufren abuso sexual

Una vida triste en la que el silencio es su ‘única’ opción para poder vivir en una sociedad donde prima el machismo, es la lamentable historia de muchos hombres sudaneses que han sufrido abuso sexual.

Stephen Kigoma fue víctima de una violación múltiple en 2011 en medio del conflicto interno en la República Democrática del Congo. Él quiere que el mundo conozca su historia y que más hombres que sufrieron abuso como él cuenten sus testimonios.

«Como hombre, no podía llorar. La gente me iba a decir que era un cobarde, que era débil, que era estúpido».

La violación ocurrió cuando tres hombres asaltaron su casa en la localidad Beni, en el noroeste del país. «Tres hombres me violaron y me dijeron después: ‘eres un hombre, ¿cómo vas a decir que te violaron?'»

La principal razón por la que tan pocos hombres hablan sobre el tema es que muchos piensan que deben evitar mostrarse vulnerables, que deben buscar venganza. Si permitieron la violación, es porque son homosexuales», dijo Chris Dolan, director de Refugee Law Project a la BBC.

Stephen Kigoma

Kigoma, sumido por el temor de ser asesinado y por la pena moral huyó a Uganda en 2011, donde recibió ayuda médica, pero sólo después que un fisioterapeuta lo tratara por un problema de espalda y notara las heridas que todavía estaban allí tras la violación.

«Durante mucho tiempo escondí el hecho de que era un hombre que había sido violado. No podía abrirme a hablar del tema, es un tabú», dijo Kigoma.

Entonces por recomendación del fisioterapeuta, comenzó a visitar a un doctor especializado en la atención de víctimas de violencia sexual. Él confiesa que fue un momento duro porque el primer día que asistió era el único hombre en la sala de espera.

«No me sentía cómodo. Estaba en un terreno al que no pertenecía. Y además tenía mucho miedo de explicarle al doctor cómo había ocurrido», señaló.

Kigoma logró recibir atención psicológica a través de la ONG Refugee Law Project, ubicada en Kampala, la capital de Uganda, donde además se encontró con otros seis hombres en su misma situación. Ahí se dio cuenta que no el único.

La ONG Refugee Law Project publicó una investigación sobre violencia sexual entre los sudaneses refugiados en el norte de Uganda en la que señalaba que el 20% de las mujeres habían sido violadas, pero también ofreció otro dato revelador: sólo 4% de los hombres habían denunciado haber sido víctima de violación.

«Hay un problema grande en la criminalización de los abusos con personas del mismo sexo: todo se centra en la penetración del cuerpo y no en la falta de consentimiento» dice la investigación.

En 2016, Uganda se convirtió en el país que acogió el mayor número de refugiados en el mundo y ha sido elogiado por ser uno de los países más abiertos en esta materia.

Pero, para alguien como Kigoma, vivir en Uganda puede ser difícil: los actos homosexuales son ilegales y reportar una violación masculina no siempre es la mejor opción.

«Cuando le pedí ayuda a la policía, ellos me dijeron que cualquier cosa que tenga que ver con la penetración de un hombre a otro hombre se considera homosexualidad», dijo Kigoma.

«Si le pasa a una mujer, ellos la escuchan, la tratan y la cuidan, hasta le dan una voz. Pero, ¿qué ocurre cuando lo mismo le pasa a un hombre?», agregó.

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