<strong>¿NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA?</strong>

¿NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA?

Se les vence el periodo de gobierno a los alcaldes y al gobernador de Córdoba, y en estos últimos momentos es cuando uno, como gobernante, mira hacia atrás y revisa, como el tractorista, cómo le va quedando el arado para la siembra.

En esta ocasión no me voy a referir a los mandatarios locales; sólo lo haré sobre el Gobernador, quien en la semana que fenece presentó a los ciudadanos su tercera rendición de cuentas. Pero antes, permítanme evocar los tiempos y algunos hechos que marcaron su elección.

Todos recordamos, aún, cuando para estos tiempos se armaba, lo que llamaremos en adelante, una gran coalición variopinto, conformada por los partidos Liberal, la U y algunos movimientos alternativos nacientes. Tenían preparado  el concierto, pero no tenían el cantante, pues en sus fallidos intentos habían puesto a sonar a varios pupilos que ni siquiera rozaban el corazón de los cordobeses.  Montaban candidaturas al amanecer y las desmontaban al atardecer. 

Nunca vieron con entusiasmo la figura del joven diputado Orlando Benítez Mora, ni consideraban, siquiera, esa posibilidad, pues muchos de ellos lo percibían, más bien, como un riesgo que podría convertirse en el cuervo que les sacaría  los ojos después de su elección.  Razones les sobraban a esa desconfianza, después de haber apoyado al joven Alejandro Lyons, quien una vez elegido, y acabando la hegemonía del grupo Mayorías Liberales,  su primer acto de gobierno fue pegarle una patada en el trasero a quienes le aportaron plata y voto para llevarlo a la Gobernación.

El tiempo se fue convirtiendo en el enemigo principal de la Gran Coalición sin candidato, lo cual beneficiaba al candidato conservador, Carlos Gómez, quien había perdido en su primera aspiración, casualmente, con el doctor Lyons,  y marcaba en las encuestas una diferencia enorme, en ese entonces,  que hacía presagiar que su triunfo sería inevitable y contundente.  Incluso, se llegó a decir que por falta de un candidato de peso, la Gran Coalición empezaba a desgranarse.  De hecho, el equipo de Zulema Jattin fue el primero en saltar del barco, para unirse a la campaña de Gómez.

En medio de esa incertidumbre política, los líderes de la Gran Coalición no tuvieron otra alternativa distinta a escuchar, con reconcomios, los planteamientos y expectativas del pupilo de Valencia, el cual era un joven víctima del conflicto, después de haber sufrido en carne propia el asesinato de su padre, por parte de las Autodefensas, el día 10 de abril de 2005, en su municipio natal.

Todos los presentes a la reunión quedaron convencidos que la única carta que tenían para poder ganarse la Gobernación de Córdoba, era Orlando Benítez Mora.  Por ello, con recelo y todo, le dieron la bendición al joven diputado por el Partido Liberal, quien inició su recorrido por todos los municipios de Córdoba, arrollando con su discurso y sus ideas, la conciencia del pueblo cordobés, quienes lo identificaban como un político extraído de sus entrañas y que su condición de víctima lo asociaba a las vivencias de los más de 115 mil desplazados que tiene el departamento de Córdoba.

El triunfo fue rotundo y los 449.707 votos que depositaron por él, lo convirtieron en el Gobernador número 54 en toda la historia jurídica del departamento, cumpliéndose, además en su vida, aquella frase que se ha hecho popular de Paulo Cohelho: “Cuando te propones algo, todo el universo conspira para que realices tu sueño”.

Una vez en la Gobernación, Orlando Benítez Mora empezó a trabajar, buscando siempre la equidad en la distribución del presupuesto del departamento, con lo cual le devolvió la confianza a los cordobeses respecto a la figura de la Gobernación y sus instituciones, generó conciliaciones y paz política entre adversarios y recuperó  la estabilidad administrativa, la cual se había deteriorado por los emblemáticos casos de corrupción que habían trascendido la esfera departamental, en el pasado reciente.

Dentro de esa distribución de los recursos del departamento, el municipio de Valencia fue excepcionalmente beneficiado, pues gracias a la gestión del actual Gobernador, hoy este ente territorial se apresta a recibir algunas obras de gran impacto social, lo cual le cambiará la cara a este pueblo olvidado por los políticos departamentales y nacionales, y estigmatizado por la violencia que galopó oronda y desenfrenada por la sangre derramada de muchos valencianos, bajo la mirada indiferente y cómplice de un Estado que no fue capaz de evitarlo.

Nacen entonces proyectos como la Ronda del Sinú, en el corregimiento de Rio Nuevo, el cual se convertirá en un sitio turístico y generador de empleos; la optimización del Acueducto Municipal, para mejorar la calidad de vida de los valencianos; la construcción de la Casa de la Cultura, para incentivar el arte y las diferentes expresiones culturales del municipio, como medios de recuperación del tejido social; el Complejo Deportivo del Barrio Alfonso López, como generador de grandes deportistas y construcción de paz; la pavimentación del corregimiento Jaraguay y la vereda  Incora, para que los campesinos de esos sectores puedan sacar sus productos sin contratiempos, y así evitar que se les sigan perdiendo en sus parcelas; la ejecución de unidades sanitarias; el Acueducto de Jaraguay y sendas Aulas Escolares en los corregimientos de San Rafael del Pirú y Villanueva, entre otros.  Quedando pendiente para contratar el Acueducto del Corregimiento de Villanueva.  Obras éstas que suman un total, hasta el momento,  de 130 mil millones de pesos en inversión, con lo que se dará un salto a la historia de Valencia, y se convertirán en un gran abono a la gran deuda social que tiene el Estado colombiano con este pueblo,  lo cual no se hubiera logrado con el presupuesto de Inversión en seis periodos de alcaldes.

Quedarán proyectos pendientes por hacer, claro que sí, pero decir, como algunos fanáticos de la política  afirman en redes sociales, que Orlando Benítez Mora no ha hecho nada por Valencia, es darle fresco a la lengua de los que nunca reconocerán sus logros, y pretender tapar el sol con las manos y el rencor,  para que no brille su gestión y el amor que le profesa a este pueblo.

Nunca en la historia de nuestro municipio se llegó tan lejos en la ejecución de proyectos que mejorarán la calidad de vida de la gente, ni siquiera con los recursos “PAZ” que avizoraban grandes ejecuciones a municipios pdets, como el nuestro.  Todo se quedó en anuncios y al final, como ya lo sabemos, muchos de esos proyectos se ´fogonearon´, o terminaron siendo ejecutados sin tener en cuenta los principios constitucionales de la función pública, de tal manera que hoy vienen siendo investigados funcionarios y políticos por parte de algunos organismos de control.

Aún quedan algunos meses para que el ‘gobernador de Valencia’  le deje otro gran recuerdo a su Pueblo.  Ojalá pueda cerrar su periodo con otro proyecto importante para los valencianos.  Mientras esto sucede, los habitantes del “Terruño Inmortal”  se preparan para dejar de tomarse fotos en el “Arco de José Gómez”, para hacerlo con orgullo,  comodidad, relajamiento, alegría y el alma suelta, en la Ronda del Sinú de Orlando Benítez Mora. Mismo lugar donde la tarde del 10 de abril de 2005 fuera secuestrado, para luego ser  asesinado junto con su hermana y su conductor, el padre del actual Gobernador, por lo que la Construcción de este proyecto tan importante en este sitio,  por parte de su hijo, también se convertirá en un grito de paz eterna, que busque evitar, para siempre, que la sangre de la gente de Valencia  siga perdiendo sus caminos.  Ese día nos daremos cuenta y podremos comprobar si Orlando Benítez Mora, el hijo de quien un día dijera que la educación es el motor del desarrollo de los pueblos, es o no es profeta en su tierra.