Hace pocas horas se pronunció el expresidente Álvaro Uribe con relación a las declaraciones que hicieron ante la JEP ocho militares de 49 ejecuciones extrajudiciales, conocidas como falsos positivos entre 2002 y 2006 en los municipios de Dabeiba e Ituango, Antioquia.
Las palabras de Uribe claramente no fueron bien recibidas por muchos colombianos, ya que el exmandatario afirmó que le «duele y mortifica» que «hubieran negado falsos positivos, les creímos, y ahora los aceptan».
El expresidente reprochó la actitud de los militares por haber negado inicialmente que habían cometido estos falsos positivos.
El sargento (r) Fidel Iván Ochoa Blanco es uno de los 17 militares que en dos audiencias públicas de la JEP –realizadas en Dabeiba y Medellín– reconoció haber asesinado a personas inocentes que no tenían nada que ver con el conflicto armado.
En su relato, el soldado confesó que no eran manzanas podridas o “ruedas sueltas”, y que, por el contrario, era una práctica sistemática ordenada desde los altos mandos militares de la época.
Por esa razón, el expresidente y exsenador Álvaro Uribe Vélez reconoció, con dolor, como lo dice él mismo en Twitter, que los falsos positivos “cometidos durante mi Gobierno mancharon la seguridad democrática que bastante sirvió al país. Cualquiera de estos delitos es grave sin que importe el número ni los casos de falsas acusaciones. Mi afectación es mayor por mi inmenso cariño a los soldados y policías de Colombia”.
Finalmente, muchas personas manifestaron estar inconformes con las declaraciones de Uribe, ya que afirman que él estaba al tanto de todo lo que ocurría y avalaba ese tipo de prácticas.