Sus sueños no tienen límites, pese a no tener brazos se forma como abogado en aulas de la Unicórdoba

Sus sueños no tienen límites, pese a no tener brazos se forma como abogado en aulas de la Unicórdoba

Con la energía que lo caracterizó como alumno de la básica secundaria en la institución San José de Canalete, donde se graduó como bachiller destacado, Daniel Polo Martínez, es ahora uno de los nuevos estudiantes del programa de Derecho, facultad de Ciencias Económicas Jurídicas y Administrativas de la Universidad de Córdoba.

En su institución promovió el ejercicio de los deberes y derechos de sus compañeros, desde el rol de personero, y ahora construye en las aulas de esta alma mater el sueño de ser abogado, para ayudar a sus coterráneos de la vereda Nuevo Jericó en Canalete.

Nació sin brazos pero con excesivo afán de superación y don de servicio, tal como lo ha demostrado en la vivienda familiar de Nuevo Jericó. Allí ha compartido una vida normal con sus cinco hermanos y padres, bajo un techo de palma, cocina de hornilla, tinaja y la armonía de la naturaleza.

“Gracias a la Universidad de Córdoba por la oportunidad que me ofrece, de empezar a construir el sueño de convertirme en abogado, para mí es un privilegio haber llegado a esta institución”, precisó Daniel en sus primeros días de clases, rodeado de nuevas amistades, quienes admirados de su condición, aprenden de un ejemplo de fortaleza humana.

Es un sueño que construye con sus pies y con la capacidad intelectual que lo ha caracterizado desde el primer día que pisó un colegio a los 7 años. Recalca a la juventud que no deben existir prohibiciones físicas, económicas o de ningún otro tipo, “porque es la voluntad de Dios la que permite las obras”.

“Quiero ser el mejor abogado para ayudar a la comunidad y a mi familia. En Colombia hay muchos que no quieren estudiar, a ellos les recuerdo que hacerlo es una oportunidad de la vida, de lo contrario las metas se truncan”, sostuvo el futuro profesional de las leyes.

Además de responder con creces en sus compromisos académicos, para orgullo de sus padres Matilde Martínez y Felipe Polo, Daniel ha sido también un amante del fútbol, tanto que lo juega en plazas de su natal Canalete y es uno de los primeros convocados a la hora de conformar equipos aficionados. Juega de medio campo, defensa y hasta de delantero, la posición que más le gusta y con la que hace fracasar porteros con goles de cabeza.

Su padre Felipe Polo, también pisó por primera vez la Universidad de Córdoba, para conocer la institución que convertirá a su hijo en el profesional que quiere ser.

“Es una felicidad familiar que Daniel esté aquí en la Universidad de Córdoba, somos orgullosos de él. Desde niño demostró que sería alguien grande, porque aprendió a defenderse sin sus brazos. A los tres años recién cumplidos dejó de rodar por el suelo y caminó, y de allí en adelante ha sido un hombre de juicio y disciplina”, sostiene don Felipe.

El de Daniel es uno de los 8 casos nuevos de inclusión en el semestre 2020 – 1, bajo las normas que garantizan el acceso de personas con movilidad reducida a la educación superior, tal como lo subraya el rector de la Universidad de Córdoba, Jairo Torres Oviedo.

“Nos hemos ajustado a la norma adecuando progresivamente nuestra infraestructura física, pero también facilitando los procesos de formación. A ellos ofrecemos toda la ayuda con profesores expertos, para que se mantengan y se formen profesionalmente con el apoyo técnico, tecnológico y humano, este es un deber ser de la institución”, sostuvo el rector Torres Oviedo.

En medio de este gigantesco paso hacia la inclusión, la Unicórdoba ha graduado en distintos programas y facultades, a personas con capacidad reducida que hoy llevan el sello de una institución acreditada.

De ese registro quiere hacer parte Daniel, el joven que con sus pies e intelecto se forma para regresar a Canalete con las habilidades de un abogado con carácter conciliador, responsable y sociable.