Por Elizabeth Sermeño
El veintisiete de septiembre de mil novecientos cuarenta y seis, San Antero vio nacer a Eustorgio Segundo Díaz Sossa, un hijo de campesinos y heredero de la labor agrícola, quien hizo de su vida una paradoja al no haber cursado un grado escolar y convertirse en el escritor orgullo de la tierra que lo crió.
El arte de aprender a dibujar letras con el arduo trabajo de cargar las herramientas propias del campo, trazaron el estilo de vida de este hombre alto, moreno, de escaso bigote y poco cabello por la edad. Los lentes y un libro siempre en mano, denotan la sabiduría que brota al hablar, la misma que caracteriza a esa persona que aprendió con la vida y la vida aprendió con él.
Sus obras, su familia y su casa, dotada de productos extraídos de la tierra con sus propias manos, reflejan como él mismo dice, su esencia, el ser campesino.
Eustorgio Segundo Díaz es un personaje un poco anónimo, pero que se está dando a conocer en la postrimería de su existencia. Es un campesino que desde niño ejerció esa labor, siempre ha trabajado en el campo y durante ese camino pudo llegar a lo que es hoy: una persona que medianamente se ha dado a conocer a través la cultura, la literatura y el aspecto social.
Nunca he dejado de ser un campesino que es lo que lo llena de satisfacción. Es además, un hombre que carece de estudios pero que ha sabido aprovechar las bondades de la sabia naturaleza, de la cual he aprendido lo que sabe.
¿Dónde nació el amor por escribir?
Ese amor nace de no haber estudiado. Empecé a dibujar las letras por el deseo de dar a conocer mis intimidades escritas y no tener que recurrir a alguien para que me dijera lo que estaba escrito en algún papel o, que transcribiera lo que intentaba expresar. Es en ese proceso de aprendizaje es que nace el escritor que estaba oculto dentro de mí para mediado de los años noventa.
¿Hubo alguna experiencia de joven que lo motivara a escribir?
De adolescente vi en el intercambio de cartas entre los enamorados de la época un motivo para aprender a dibujar letras. El no escribir, me impedía poder expresar a las muchachas de las que gustaba, mis sentimientos. Nunca pensé que esto con unos años más, me haría autor de tres libros.
¿Cuál es su principal aspiración como escritor?
Sencillamente que lean mis libros y que además, se apropien del mensaje que tienen cada uno de mis escritos.
¿Cuál ha sido el mayor reto como escritor?
Creo que se trata de romper las barreras de la timidez. Me considero una persona tímida aunque muchos no lo crean, y plasmar en mis libros todo el amor posible para que el que lea logre interesarse en todas las página del libro, ha sido mi mayor reto.
¿Cuál es su papel como escritor en la comunidad?
El escritor tiene como tarea principal dar a conocer sus pensamientos y con ellos hacerse un lugar dentro de la comunidad. Mi trabajo va orientado a hacer una crítica social y política dentro del contexto sananterano.
¿A quién y para qué escribe?
Siempre se escribe para un lector que no se sabe quién es. En mi caso específico veía que los jóvenes estudiantes se encontraban en una constante investigación por conocer la historia de San Antero, entonces se me ocurrió a partir de lo que conocía, trabajar en obras que dieran a conocer la cultura sananterana.
¿Cómo define el arte de escribir y a la literatura?
La literatura tiene su propia definición que es el adorno del lenguaje a través de lo escrito. La escritura por su parte, es como la pintura, quien llega a observar y ve la estética del pintor se maravilla con el detalle. Cuando el lector se concentra en un libro empieza a mirar en lo que lee, el pensamiento de quien escribió y se contagia de eso.
¿Cuál de sus obras es la que mejor describe su labor? ¿Por qué?
Creería que es Vida en tolerancia. Quien ha leído Vida en tolerancia encuentra un componente que sirve y ayuda a mejorar muchos aspectos comportamentales. No fue fácil escribir mezclando la ficción con el sabor a verdad, pero logré el objetivo: enseñar normas de convivencia y la cotidianidad de San Antero.
¿De dónde viene la inspiración de un escritor?
No creo mucho en la inspiración. Un escritor nace y es ayudado por el conocimiento teórico. Si hubiese ido a un colegio, quizás sería un escritor de más envergadura, pero me da orgullo saber que he aprendido por mis propios medios y que con ello, modestamente, he avanzado más que muchos que tuvieron la oportunidad de estudiar. Para escribir no solo basta lo anterior, sino la ganas. Nunca le creo a alguien cuando dice que va a ser escritor porque el escritor no se hace.
¿Hasta qué punto considera benéfico que una obra sea criticada?
En la escritura la crítica es el mejor aliciente para mejorar. Las críticas son las que ayudan a perfeccionar al escritor, en las críticas se percibe lo que está mal y lo que hay que corregir. Cuando al escritor no se le corrige cree que todo lo que está haciendo está bien.
¿Por qué escribir sobre San Antero?
No tengo un recorrido, ni académico ni de investigador, fuera de San Antero, y sería de muy mal gusto escribir sobre cosas que no conozco. No pretendo criticar a otros escritores, pero es un desacierto escribir sobre lo que no se conoce.
En mis libros trato de plasmar vivencias, críticas políticas y enseñar cómo es la vida en este pueblo. Hago mención de mi libro Nostalgia de un segundo, en donde Segundo, su protagonista, refleja mi vida y mi realidad. Solo el lector determinará cuál es la verdadera identidad de ese personaje.
¿Qué le hace falta a San Antero en cuanto a literatura?
Creer y valorar lo propio. San Antero debe entender que una de las cosas más brillantes de la humanidad es la literatura, por medio de ella, la imaginación camina sin ir de cuerpo presente a alguna parte.
¿Qué prepara para sus lectores?
Tengo en borrador dos libros. Elvira, que es basado en una historia biográfica y está listo para publicar, y un poemario que está en proceso de construcción.
¿Quién es Eustorgio para San Antero?
Si no me engañan las personas que me conocen, Eustorgio ha sido una persona que ha aportado pequeñitas cosas para San Antero. En la comunidad he logrado ganarme un respeto que no ha permitido que se distorsione mi forma de pensar, ni mi forma de mirar el mundo, creyendo en que he servido de ejemplo y he logrado lo que un principio me propuse.