Cultura es más que reinados, fiestas y casetas

Cultura es más que reinados, fiestas y casetas

Por: Orlando Benitez Mora.

Es común que algunos mandatarios locales piensen que promover la cultura se reduce a financiar periódicamente la presentación de cantantes, la organización de reinados y la realización de fiestas. Obviando frecuentemente la construcción de procesos reales de enseñanza-aprendizaje y el apoyo verdadero a los artistas.

En los Municipios casi todas las semanas se puede registrar el desarrollo de una actividad relacionada con la cultura, la mayoría de las veces con participación presupuestal de las entidades públicas; en otros casos patrocinadas a través de los esfuerzos populares y de iniciativa privada: sin embargo, a pesar de ser una región rica en la cantidad de eventos realizados en cada vigencia, es recurrente escuchar inconformidad entre los artistas locales por falta de un apoyo concreto para promover, fomentar, difundir, conservar y enseñar el talento en las distintas disciplinas de acuerdo a lo establecido en la Constitución Política de Colombia en los artículos 70 ,71 y 72.

Apoyar a la cultura en las entidades territoriales debe ser una labor que vaya más allá de financiar periódicamente la presentación de cantantes foráneos, la organización de reinados y la realización de fiestas, donde el resultado sea más que la satisfacción de haber compartido un espacio con familiares y amigos, y se conviertan en coyunturas de impulso para grandes talentos. Es imprescindible el acompañamiento para la construcción de procesos reales de enseñanza-aprendizaje y el apoyo verdadero e integral a los artistas y promotores culturales.

¿Cuántos pintores han dejado de plasmar ideas en sus cuadros por falta de recursos?, ¿Cuántos compositores no consiguen grabar sus creaciones por carencia de medios para cubrir los gastos?, ¿Cuántos cantantes con talento no trascienden por falta de apoyo?, ¿Cuántos escritores nunca consiguen publicar sus obras por no tener financiación?, ¿Cuántos grupos de danza y músicos han renunciado a su sueño por falta de acompañamiento?, ¿Cuántas personas más con otros talentos no han podido crecer por falta de una oportunidad?, seguramente todos conocen al menos uno, a ellos hago referencia.

La formación y la construcción de procesos en las regiones es la manera de conservar las manifestaciones culturales. La misión debe ser más horizontal, incluyente y participativa. Fundamental dignificar y profesionalizar la labor del artista, a quienes incontables veces les llega la vejez en la pobreza y soledad sin el reconocimiento justo, pues no fueron descubiertos, apoyados ni potencializados. Se necesita una vitrina transparente que visibilice las virtudes de los exponentes sin prácticas oscuras de terceros que literalmente sepultan talentos antes de nacer.

El revanchismo político ha sido un factor habitual en contra del desarrollo, y el sector cultural no ha sido ajeno a ello. Si un artista o ciudadano representa un color diferente al gobernante de turno, al presidente de junta del festival o al del organizador del evento, claramente es excluido y su talento, conocimiento y atributos pasan a un segundo plano. Hay ocasiones donde la preocupación manifiesta es más por el manejo de los recursos -de por si escasos- priorizando la utilidad económica sobre el óptimo resultado social.

Las leyes: 397 de 1997, 666 de 2001 y 1185 de 2008 hablan sobre patrimonio cultural, fomento y estímulos a la cultura entre otras. Existen fuentes de financiación claramente definidas como la estampilla Pro-cultura que en el artículo segundo de la ley 666 de 2001 muestra el destino que se le puede dar a este recurso. Es claro que existen recursos, lo que no está claro es lo que han hecho las entidades territoriales con ellos, y es aún más abstracto evaluar el impacto en los procesos relacionados con la cultura al tenor del espíritu de  la ley.

En mi  periodo anterior como diputado, presenté un proyecto de ordenanza en la asamblea, que el gobierno departamental no apoyó y quedó en segundo debate. La iniciativa buscaba crear un Festival Departamental de Arte en Córdoba, generando un espacio anualmente, por sub regiones y con final en la capital Montería, para que las personas en distintas categorías y disciplinas se presentaran bajo la supervisión de expertos, con el fin de descubrir, promover, premiar y potencializar talentos en la región. Premiando al cantante-banda con la grabación de su primer CD, al pintor con el patrocinio de su exposición, al escritor con la publicación de su obra y a los grupos de danza con dotaciones y delegándolos como representantes del departamento en eventos fuera de nuestras fronteras, por poner algunos ejemplos.

Trabajar por la cultura requiere la consolidación de una política publica clara y concreta, que trace los lineamientos para integrar a las instituciones oficiales, el sector privado, los expertos empíricos y a los expertos de la academia, que permita proteger su funcionamiento en la historia del cambio de gobierno, promoviendo la construcción de procesos de formación y racionalizar eficientemente el uso de los recursos. Contribuye continuar con los positivos esfuerzos adelantados pero dándole un enfoque distinto, abrir más espacios a los nuestros.

Por mi parte volveré a presentar la iniciativa del Festival Departamental de Arte en Córdoba y así reabrir el debate constructivo en favor de este importante sector, que reclama más escuelas de formación y mayores estímulos por méritos.

 

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