Franky Fernández, el Alfa y Omega del teatro en Montería

Franky Fernández, el Alfa y Omega del teatro en Montería

Por Valeria Herazo.

Cuando la gente lo ve con un megáfono, vestido de mimo y gorro gris, hablando alegremente por toda la Universidad Pontificia Bolivariana acerca de los valores o informando cualquier tipo de novedad cultural, a veces piensan que es un loco, y sí, no se equivocan, es un loco cómplice de la vida y la esperanza.

El monteriano Franky Fernández es licenciado en arte dramático, cine, teatro y televisión. Es pilar fundamental para la implementación de la paz y felicidad en el área de Bienestar de la universidad.

La vida a este hombre le ha permitido vivir infinidades de experiencias que se compaginan a favor de la creatividad. Esto lo ha ayudado a romper el silencio y a buscar rincones faltos de sonrisas para dispersarlas con mucho carisma.
Tiene dos empresas de servicio social a través del arte llamadas “Alfa y Omega” y “Umbral de los Sueños”, fundaciones en las que trabaja con un equipo de talento humano, dotado de actores, directores, danzantes, músicos, escultores y demás artistas.

Teatro y radio

“Frank”, como lo llaman por cariño alumnos y compañeros de trabajo, hace teatro y radio. Su grupo de actores en el alma mater se llama “Espejos Rotos” y enfoca su pedagogía en que los estudiantes sean siempre niños, que no pierdan la inocencia que llevan dentro y día a día busquen innovar y cambiar su forma de vida para que esta no se convierta en una rutina.

En su programa de radio llamado “La Carreta”, al igual que en sus talleres de expresión corporal, imprime muchas emociones que, enmarcadas en un espíritu alegre y lleno de pintorescas historias, alegran los momentos de cualquier oyente. Adicionalmente, allí es donde Franky se reúne con compañeros y, como su nombre lo dice, se dedica a hablar “carreta” y a ponerse al tanto de todos los temas habidos y por haber.

En el salón de espejos de la UPB dicta sus clases con gran destreza, se entrega al arte y transmite sus sentimientos tan apasionadamente que logra que sus estudiantes exploten el potencial sensible que tenían escondido.

Al momento de enseñar utiliza diversas herramientas y ejercicios. Por mencionar algunos, hay trabajos de imaginación donde les da a sus alumnos un banquillo o cualquier objeto para que lo conviertan en infinidades de cosas que solo en la mente de un niño estarían. En caso de dramatizados, les pide a sus estudiantes que hablen como monstruos y se conviertan en uno de ellos.

Con extraños ruidos, diferentes caras y una gran imaginación, sus escenas están listas para mostrar. Al finalizarlas les pide aplausos y se siente orgulloso del deber cumplido.

Cabalgando como Quijote

Aparte de estas clases, Franky busca romper esquemas de locura y salir de la rutina y del salón de espejos. En una ocasión cabalgó por la universidad vestido de Quijote y una de sus alumnas hizo el papel de la bella Dulcinea. Por esto y muchas cosas más a este artista se le da méritos de gran capacidad e imaginación para sacar sonrisas y mostrar mundos diferentes.

Este actor no conoce la palabra “vergüenza”, pero sí, como todo ser humano, es atacado por la tristeza que en muchas ocasiones se apodera de él y lo saca de su mundo de risas y carcajadas para arrastrarlo a las lágrimas sin medir tiempos.

¿Quién creería que alguien tan “feliz” y alegra ratos sufre y llora por los problemas del país, los niños, adultos y ancianos? Así es, la pobreza, el hambre y la lucha constante por querer ganarle a la violencia a diario son las cosas que más grietas causan en el lienzo de las emociones de este artista.
“No puedo ser momia y pasarme por alto todo, no sentir nada y no hablar”, explica con seriedad y vehemencia.

Sus cuatro hijos, su adoración

Es padre de cuatro hijos a los cuales adora y se siente muy orgulloso de que estén formándose como profesionales. Incluso, uno de ellos aprendió a amar la actuación y lo acompaña haciendo teatro.

Es muy grato para él ver cómo se están dando los frutos de sus esfuerzos y no solo porque genera cultura al capacitar ocho escuelas en el área artística o porque tenga una obra llamada “Los Huecos”, sino porque en su intimidad familiar su legado quede en su hijo Frandy.

A pesar de que tiene la compañía de ellos y de su madre, la soledad es una de las cosas que también le afectan. Es muy difícil para él sentirse solo y aunque sea un espacio para darse cuenta que es único e irrepetible, sabe que todo el mundo necesita de alguien para complementar su felicidad.

Pero es en ese tiempo cuando sale con su sonrisa más grande aunque por dentro su mundo se esté cayendo y regala felicidad a todas las personas que lo rodean.

No con esto quiere decir que sea una sonrisa hipócrita. Es consciente que tiene que seguir persiguiendo la felicidad, enamorarse de la vida, apostarle a la espiritualidad, al diálogo, a ser creativo, al beso, al abrazo, a juntar las manos y qué mejor manera de hacerlo sino mediante el arte.

“El arte es uno de los hilos mágicos conductores de Dios. El arte es divinidad. El arte existe porque criaturas como nosotros existimos y somos hijos de Dios. Dios es el que nos da la tarea sublime de decir: sigue enamorando la vida”.

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