Los periodistas de Semana sólo se fijaron en el juego yo – yo

Por: Victorino Gasparín

Tantos momentos de infancia como jugar trompo y llevarlo a la olla, volar barrilete, tirar con los dedos a una velocidad en una dirección especifica una bolita de cristal y golpear otra, o introducirla en un huequito elaborado en un terreno blando, es mágico; un aro de plástico meneando la cintura, armar un rompecabezas, diversas dinámicas, proyección de películas infantiles con contenido social y tristemente el sensacionalismo de la noticia fue el YO – YO.

No cabe duda que los niños y las actividades lúdicas, recreativas que un municipio pueda generarles están destinadas a ser cuestionadas por el monto del contrato que por el beneficio del resultado final, perplejidad ante el eco de la noticia, denota la falta de profesionalismo en el contexto periodístico, parece ser un ataque político más.

Pero aquí el perjudicado no es el alcalde, ni los funcionarios, son los niños de San Antero que ven como desde afuera o desde adentro hay fuerzas que día a día están buscando la forma de que ellos no rescaten su cultura, sus juegos y sus tradiciones; esas mismas que han sido reemplazadas por los XBOX 360, las Tablet y otras tecnologías que los mantiene como zombis creando un mundo que dista del sitio o región que habitan.

Al contrario de estas tecnologías, las tradiciones culturales ponderan un desarrollo sicomotriz de características insuperables, ejercitar la mente, el cuerpo en la HULA – HULA, hacer un movimiento parabólico en el lanzamiento de una bolita de cristal, el manejo de la muñeca al lanzar un YO-YO, la destreza al hacerlo es un talento con el que nacimos y que hoy ha sido reemplazado por la modernidad; prefiero ver a mi hijo dedicarle espacios a estos pasatiempos y si es con el apoyo de los municipios, mucho más, y no verlo deambulando en silencio en el mundo de los juegos virtuales que nada o poco aporta a su desarrollo.

Pero más indignación me asalta, que tantos casos de corrupción y en la estigmatización en que estamos, alguien haya sido capaz de cuestionar un proyecto por su cuantía, teniendo en cuenta que se necesitaba personal idóneo, capacitado con una planeación para el beneficio de 3.430 niños en San Antero. Observar una rueda de prensa del contralor departamental, comunicando que investigará este contrato resulta ser un monologo macabro de su sello servil y lacayo al manejo de su cuestionada gestión como contralor de bolsillo con intereses políticos; la revista Semana en su artículo cuestiona el proyecto con un titular direccionado a una sola actividad del objeto del contrato, teniendo las consecuencias esperadas, sensacionalista y mal intencionada.

Los invito a revisar todos los montos de proyectos del Ministerio de Cultura y ojalá no se escandalicen por los montos de los convenios y contratos, aquí señalo un aparte.

En el período 2011-2015 se han entregado desde el Programa Nacional de Concertación Cultural $149.999 millones para apoyar 7.205 proyectos culturales en todo el país e impulsar procesos y actividades culturales de interés común. Dentro del total de la población beneficiada se resalta la cobertura en grupos étnicos, municipios fronterizos, población en situación de discapacidad y municipios categoría 5 y 6. Con estos apoyos se aporta a la descentralización y a la cofinanciación de la cultura a partir del reconocimiento de la diversidad e identidad cultural de los territorios y sus dinámicas propias. Implementar estrategias para una mayor participación, cualificación y apoyo a procesos culturales es el factor determinante en los crecientes logros de este Programa.

Que este, no sea un amaño más de cambiar al acomodo de los enemigos una interpretación de un proyecto que rescata las tradiciones culturales que estuvo dirigido al futuro de una población como San Antero, en beneficio de la niñez.