Los vestigios de la historia nos dan a día de hoy, una frase que con el pasar del tiempo, no hace más que cobrar importancia. Corría el siglo V antes de Cristo, para ser más específicos, en Grecia. Allí, como un mensaje a los viajeros que visitaban el templo de Apolo ubicado en Delfos, se veían mensajes tallados en los pilares y muros del templo. En uno de ellos, reposaba la inscripción “Conócete a ti mismo”. Un mensaje que ponía a pensar a los propios y visitantes.
A día de hoy, el conocernos a nosotros mismos hace referencia a muchas de las dimensiones del ser, así como puede ser aplicado a muchos ámbitos de nuestra vida, desde la cotidianidad, hasta la vida personal y laboral. En búsqueda de una definición, podemos precisar al autoconocimiento, como la acción o capacidad de tener consciencia sobre nosotros mismos. A raíz de ello, vale la pena preguntarse, ¿nos autoconocemos cada día? ¿sabemos cómo hacerlo?
Quizás podamos pensar, que el solo hecho de pensar que existimos, abarque la totalidad del autoconocimiento, pero ello sería dejar de lado aspectos fundamentales, necesarios para el pleno crecimiento de nuestras virtudes. Autoconocerse implica también un ejercicio más íntimo, en el que reconozcamos que somos individuos tanto prácticos como emocionales, para ello, podemos reflexionar sobre nuestras acciones en el diario vivir.
Expertos en el tema sugieren el uso de diarios escritos, pero en vez de ello, también es válido tomar un instante del día en pensar sobre las acciones vividas, el cómo nos hicieron sentir y las acciones que tomamos en respuesta a ello. Poner en práctica este ejercicio nos ayudará a no idealizar quiénes somos, evitando creer en una noción errónea de quiénes somos; por el contrario, podremos entender nuestros potenciales virtudes y fallos, así como todas las posibilidades de mejora en nosotros.
Entre las ventajas del autoconocimiento, es posible señalar que, como individuos, nos facilita aceptarnos y querernos, en la medida que entendamos quiénes somos. En ese mismo orden de ideas, podremos tomar decisiones más coherentes, una vez entendamos nuestras auténticas aficiones y anhelos.
Si bien en la actualidad estamos inmersos en una sociedad convulsa, con las preocupaciones y el estrés inherentes al diario vivir, es en lo absoluto fundamental que nos tomemos el momento de detenernos, y mirar hacia nosotros mismos. Así como se dice que para querer a alguien más, hay que quererse a uno mismo, para entender lo que nos ocurre, es necesario que nos conozcamos en la reflexión, por medio de un proceso consciente.