Es de conocimiento general que años atrás en Colombia y en muchas partes del mundo era muy común que los padres utilizaran correas, chanclas e incluso escobas como métodos correctivos para sus hijos.
Este tipo de prácticas antes eran vistas con mucha normalidad, sin embargo, al pasar el tiempo ha sido condenada por la opinión pública y las nuevas generaciones.
Pese a las críticas que existen sobre el tema, la cultura de los golpes como castigos sigue muy arraigada en la memoria de los adultos que se convirtieron en padres y crecieron con este método de educación en sus viviendas.
Y es eso precisamente lo que le costó la libertad a una joven madre en Estados Unidos, quien terminó tras las rejas luego de que su hijo, con ayuda de una profesora del colegio, la denunciaran ante las autoridades por haberle pegado al menor.
La policía hizo la investigación debida y resolvió que el menor había sido golpeado cinco veces con una correa, lo que le causó daños en la parte interna de su bíceps izquierdo. La mujer, entonces, fue detenida y llevada al Centro Correccional Turner Guilford Knight.
Posteriormente, en la audiencia, la mujer fue acusada de abuso infantil, y se le impuso una fianza de 1.000 dólares (aproximadamente $4.000.000 COP) mientras el proceso legal continúa.
Esta noticia ha generado polémica en redes sociales, pues mientras muchos están de acuerdo con las medidas legales, y creen firmemente que los castigos físicos no son una medida educativa adecuada, otros se mantienen en que, según sus creencias, a veces es necesario ejercer violencia leve para enseñar.