Pitazo inicial para la gobernación de Córdoba y alcaldía de Montería

Pitazo inicial para la gobernación de Córdoba y alcaldía de Montería

El pasado cierre del futbol colombiano (torneo clausura 2022) en su etapa de eliminación de todos contra todos para seleccionar a los equipos que pasaron a la fase final estuvo lleno de agitaciones y emociones. Los periodistas deportivos analizaban la tabla de posiciones y comentaban que de los ocho equipos que comandaban la tabla para clasificar a los cuartos de final, había siete que podían quedar por fuera; denominaron la situación como “el trancón de la 28”, por cuanto los equipos con opciones de entrar o salir tenían 28 puntos cada uno.

Pero no es eso lo que les quiero contar, es otro el motivo, que al igual que el futbol, toca pasiones que en cada uno de los municipios del departamento de Córdoba y trasciende al fanatismo: La política y sus alianzas.  

En sentido general, la historia democrática y hasta los regímenes autoritarios en la República de Colombia se han caracterizado por la realización de acuerdos políticos y cuando ello no se puede, se acude a la traición; en suma, se busca la posibilidad de quedarse con el poder.

Por ejemplo, Santander, el hombre de las leyes, fue derrotado por su amigo, compadre, socio y copartidario, José Ignacio de Márquez, cuando después de un “choque violento” entre los dos, el primero le quita el respaldo y afecto personal al segundo. Márquez con nuevos aliados, antiguos contradictores y “traidores” de Santander no solo ganó la presidencia contra su mentor, sino que además se quedó con la amante del derrotado General.

Mucho tiempo después, el partido conservador, actuando contra si mismo, fue aliado de a quien llamaron “dirigente” Gustavo Rojas Pinillas para el golpe de estado y la prolongación del gobierno del Teniente General en 1953. Posteriormente, el 10 de mayo de 1957, cuatro años después, los mismos conservadores junto con otros liberales su unen para derrocar a quien ahora llamaron la dictadura de Rojas.

El caso más reciente es el del actual presidente Gustavo Petro, líder de izquierda, quien en 2014 se unió a Juan Manuel Santos, para derrotar a conservadores y a liberales concentrados alrededor de Uribe en el llamado partido Centro Democrático, pero Uribe había elegido a Santos en el periodo presidencial inmediatamente anterior (2010-2014). Sin embargo, Petro llegó a ser presidente y su gobierno, hasta el momento, es de alianzas con liberales y conservadores que 12 años atrás fueron fieles defensores y entusiastas seguidores del uribismo.

Ahora bien, en el departamento de Córdoba y especialmente en su capital Montería, fieles a la tradición histórica republicana, empieza a construirse las alineaciones para armar los equipos de coaliciones políticas para disputarse la final de la gobernación de Córdoba y la alcaldía de Montería, la cual toma la siguiente forma:

La Gran Coalición.

Recordemos que así se le llamó a la coalición política que en el año 2015 llevó a Edwin José Besaile Fayad a ganar la gobernación de Córdoba. Estaba conformada por el Partido Liberal (Juan Manuel Lopez, Fabio Amín), conservador (David Barguil), Partido de la U (Familia Besaile, Bechara, Ñoño Elías, Sara Piedrahita, Alejandro Lyons).

En efecto “La gran coalición” estaba cimentada en un acuerdo político al que llamaron “La paz política en Córdoba”, que no era otra cosa que un pacto de impunidad que buscaba que el gobernador saliente, Alejandro Lyons (2010-2014), no diera a conocer los hechos de corrupción presentados durante su gobierno que involucraba a varios miembros de la llamada “La gran coalición”.

Sin embargo, Alejandro Lyons, previo a la conformación de “La Gran Coalición”, tenía como candidato a su amigo Carlos Gómez, pero por presión de su cuñado, Bernardo Elías, decide sumarse estratégicamente a “La paz política en Córdoba” sacándole de inmediato el case a Gómez, abandonándolo en plena campaña electoral. 

Al final, la paz política no llegó, sino que por el contrario llevó a la cárcel a dos senadores (Mussa y Ñoño); el gobernador Edwin Besaile a duras penas pudo estar un año como primer mandatario de los Cordobeses. El responsable de que ello pasara fue el mismo Lyons.

Posteriormente, para las elecciones locales de 2019, que elegiría a los mandatarios regionales para el presente periodo administrativo (2020 – 2023), “La gran coalición” se mantuvo, con excepción de la llamada Ñoñomania. Los Besailes no le perdonaron a Bernardo “El Ñoño” Elías que su cuñado (Alejandro Lyons) los hubiere delatado.

Al inicio “La gran coalición” tuvo grandes inconvenientes para elegir un candidato, puesto que su candidato natural, el representante Erasmo Zuleta Bechara, nunca se pudo postular ya que la reforma política que lo habilitaría nunca se dio.

Ante esta situación se barajaron varios nombres sin lograr consenso, puesto que todo jugador que colocaban en la cancha resultaba “paquete”, además, de no tener los mejores registros en las anotaciones de la Fiscalía y Procuraduría. Desfilaron, en su orden, sin pena ni gloria, nombres como los de Freddy Sánchez, Víctor Díaz, Vanessa Hodeg y Carlos Angulo, este último tenía un registro de más de 20 anotaciones en la Fiscalía, lo que lo catapultaba como el candidato ideal. 

No obstante, en otro lugar había un jugador que mostraba sus dotes y maestrías en el futbol barrial y callejero de la política a quien su mismo partido (Liberal) y sus representantes políticos (Juan Manuel Lopez y Fabio Amín) no lo tenía ni en la banca, incluso, uno de ellos pretendió venderlo para que siguiera jugando en la categoría B del equipo de la Asamblea Departamental.

El inesperado, pero no casual jugador, cotizado en los escenarios de las plazas públicas y de la asamblea departamental se convirtió en objeto de preocupación de “La gran coalición”, puesto que este había logrado armar a sus propósitos de llegar a la Gobernación de Córdoba a un gran equipo compuesto por organizaciones sociales y populares, líderes políticos, disidentes de otros partidos, miembros de los partidos de “La gran coalición” que no se sentían representados en ella.

Ese Jugador, convertido en un verdadero “Crack” de la política, fue Orlando David Benítez Mora, quien consolidó una candidatura que se llegó a convertir en una real tercera opción para llegar al primer cargo administrativo del departamento de Córdoba y que ponía en riesgo cualquier candidatura posible de la llamada “Gran coalición”

Finalmente, “La gran coalición”, derrotada antes del pitazo inicial, termina ungiendo, según la misma coalición, a quien se le “apareció la virgen”, es decir, a Benítez Mora.

La Otra Coalición.

Por su parte, la coalición que buscaba derrotar a Benítez Mora (elecciones locales de 2019) estaba conformada por el sector del Partido Conservador de la Casa Pineda García, casa Manzur y la casa Pestana, con influencia en el corredor indígena, Centro Democrático (Ruby Chagüi), Cambio Radical, sectores del partido de la Unidad Nacional (Zulema Jattin, “Titi” Burgos, Sara Piedrahita) y la llamada Ñoñomania.

El candidato seleccionado fue nuevamente Carlos Gómez, apadrinado por Lyons, quien con un discurso de campaña de estar acompañado por los menos malos: “necesitamos salir de ese laberinto de la corrupción”, decía sin sonrojarse, y de que los Besailes afrontaban graves líos judiciales, pretendía ganarle la gobernación a la “Gran Coalición”. Por el contrario, obtuvo una contundente segunda derrota consecutiva dejándolo eliminado de cualquier competición política futura. 

El Trancón de la 27.

Ahora bien, parodiando al periodismo deportivo sobre la situación de clasificación de los equipos del futbol colombiano, en la política local se presenta la misma situación con los diferentes partidos políticos que empiezan a armar sus coaliciones, presentándose el “trancón de la 27”, que es la calle que conduce al palacio de Nain y al palacio de la Torre y Miranda, sede de la gobernación y de la alcaldía, respectivamente.

El actual panorama político vislumbra que “La gran coalición” se mantiene incólume y se consolida, sumando, esta vez, nuevos, experimentado y reconocidos jugadores, entre los que se encuentran Marcos Daniel Pineda García, la llamada Ñoñomania y la casa uribista de Los Chagüi; el candidato ungido y consensuado, en esta oportunidad, será Erasmo Elías Zuleta Bechara.

En efecto, Marcos Daniel abandona su obstinado intento de ganar una gobernación con pocos socios y decide reencontrarse con su viejo amigo, David Barguil; buscan, esta vez, asegurar la alcaldía de Montería bien con un pupilo de la escuela de Marcos Daniel o con un ahijado de un diezmado, vapuleado y desaparecido David Barguil.

La dupla Pineda-Barguil fue exitosa, en el pasado, ganando la Alcaldía de Montería de forma consecutiva en tres oportunidades (Pineda-Correa-Pineda).

No obstante, el partido Liberal (Benítez – Amín) y el partido de la Unidad Nacional presentan, igualmente, a “La gran coalición” credenciales con un candidato propio para la alcaldía de la capital de los cordobeses.

Por su parte, el movimiento de la “Ñoñomania”, encabezado por su máximo líder Bernardo Elías, procurando evitar una tercera derrota consecutiva en la gobernación (se cansaron de perder), deja de lado su orgullo y ya sin la influencia de su cuñado decide ingresar nuevamente a “La gran coalición” a través de su hermano senador Julio Alberto Elías. Apuestan a quedarse con la alcaldía del municipio de Sahagún.

La decisión de Bernardo Elías trae como consecuencia el retiro de manera definitiva de Musa Besaile de “La gran coalición”, este aún no le perdona a “El Ñoño” que a su cuñado (Alejandro Lyons) hoy lo tenga en un pabellón de la Cárcel La Picota en la fría capital de la república.

Hasta ahí parece todo normal en el devenir estratégico del comercio de la política local, sino es porque Musa Besaile ha decidido desafiar a la llamada “Gran coalición” y a sus propios hermanos, Edwin y Jhonny, con la pretensión de postular a su esposa, Olga Milena Flórez De Besaile, como candidata a la gobernación de Córdoba, para ello ha sido secundado por el actual alcalde de Montería, Carlos Ordosgoitia, quien abandona de manera definitiva a su padrino político, David Barguil, por lo que el calificativo más suave utilizado por el excandidato presidencial de marras es el de “Traidor” para referirse al actual mandatario de los monterianos.

Aunado a lo anterior, los hermanos Calle (Andrés y Gabriel), invento fortuito y casual en la Cámara de Representantes de Benítez Mora y Fabio Amín, han adquirido vida propia y con desconocimiento de cualquiera jerarquía política pretenden romper al Partido Liberal dentro de “La gran coalición, traicionando lógicamente a Benitez y a Amin. Los Calle con la burocracia que han creado a su favor (La Defensoría del pueblo les creó para ellos una defensoría regional en Montelibano), se han convertido o pretenden convertirse en un nuevo ‘Clan Político regional’.

Es así, como en efecto el “Clan Calle” apareció de un momento a otro en el camerino de Carlos Ordosgoitia, jurándole lealtad y respaldo, a cambio de ello el mandatario de los monterianos les colocó un jugador en la titular de la Secretaria de Tránsito Municipal.

Carlos Ordosgoitia Sanín intenta que el “Clan Calle” le sirva, ente otras cosas, de puente con el nuevo gobierno nacional, que jalone a los miembros del Pacto Histórico a la coalición de Musa y que integren una coalición para que el actual alcalde de los monterianos lleve candidato propio a las elecciones locales de 2023. Estas parecen ser las promesas y los compromisos adquiridos por parte de los nuevos inquilinos de la burocracia del palacio municipal de Montería.

No hay que desconocer que este “Clan Calle” es bastante osado, pero esta apuesta por la gobernación de Córdoba es bastante distinta a una elección presidencial y esta vez no correrán ningún riesgo de quedar por fuera de la repartija burocracia y presupuestal de un gobierno local. Su actuar es estratégico y consiste en ejercer presión a la llamada “Gran coalición” en pro de consolidar y buscar respaldo a las candidaturas de las alcaldías de la región de su influencia (Montelibano, La Apartada, San José de Ure, Buenavista y Puerto Libertador).  Sin embargo, comentarios de fanáticos del análisis político dan cuenta que el “Clan Calle” jugará en los dos equipos.

Es así como, iniciado el partido el “Clan Calle” no abandona la banca que tiene a nombre de “La gran coalición” en la secretaria de desarrollo económico de la gobernación de Córdoba, por lo que con gran maestría y después de 4 movimientos por la punta izquierda, le meten igual número de golazo al ingenuo Carlos Ordosgoitia, los cuales se relatan así: (1) no hace parte ni tienen vocería en el Pacto Histórico, (2) pertenecen al Partido Liberal miembro de “La Gran Coalición” que respaldara a Erasmo Zuleta para las elecciones de octubre de 2023, (3) no aspiraran a Gobernación y, (4) no tienen votos en Montería.

Pacto Histórico.

Por último, el Pacto Histórico en Córdoba constituidos por fuerzas progresistas, partidos y movimientos político de izquierda, organizaciones sociales y sectores poblacionales, parece que no jugaran con sus bases en el departamento. Fuerzas externas a los movimientos que han acompañado el proyecto de cambio de Gustavo Petro en sus tres intentos anteriores para llegar a la presidencia de la república, procuran excluirlos de cualquier acuerdo con las coaliciones plurimencinadas.

En efecto, los acuerdos políticos del Pacto Histórico en el departamento de Córdoba son adelantados en “instancias superiores”, totalmente alejados de sus bases políticas, por quienes se han apropiado de dicho intento de organización política: Musa Besaile en nombre del partido de la U (partido de la coalición de gobierno), el “Clan Calle”, a nombre del Pacto Histórico y el hijo mayor del presidente, Nicolás Petro, pretenden armar o desarmar las coaliciones.  Estos acuerdos traspasan la esfera departamental y toman contexto de escándalo a nivel nacional.

A contario sensu, en esta oportunidad electoral y por primera vez en la historia los partidos alternativos y las bases sociales aglomeradas en el Pacto Histórico en el departamento de Córdoba, jugarán un rol importante y tiene la posibilidad de estar con opciones de poder o con poder de negociación en la banca de cualquiera de las dos coaliciones que se están formando para la gobernación de Córdoba y principalmente para la alcaldía de Montería.

De lo anterior, el pacto histórico tiene reales opciones de poner en la titular para la alcaldía de Montería a uno de sus mejores jugadores proveniente de las favelas del sur y formado en la cancha del Concejo, Leonel Márquez Sanes, lo cual dejaría conforme a las bases del pacto en Córdoba a pesar de las negociaciones de las “instancias superiores”.

De todas maneras, como en el proceso de paz de la FARC con el gobierno, nada está acordado hasta que todo esté acordado, solo la “dinámica política” permitirá desbloquear el “trancón de la 27”, dejando por fuera a unos y a otros en la titular.