Musa Besaile: El hijo prodigo regresa a casa

Musa Besaile: El hijo prodigo regresa a casa

La parábola del hijo pródigo es una de las historias más conocidas del evangelio (Lucas 15:11-32). En ella, un hijo pide a su padre su parte de la herencia y se va a vivir una vida de excesos y desenfreno. Después de haber perdido todo su dinero y haber tocado fondo, regresa arrepentido a su hogar, donde su padre lo recibe con los brazos abiertos y lo perdona por sus errores.

En el mundo de la política, hay muchos ejemplos de líderes que han perdido su camino y han cometido errores graves, pero luego han encontrado el camino de regreso a la integridad y el servicio público. Al igual que el hijo pródigo, estos líderes han extraviado el rumbo y han caído en la tentación de la corrupción y del poder desmedido. Sin embargo, al reconocer sus errores y arrepentirse de sus acciones, pueden encontrar el camino de regreso a la honestidad y la justicia.

Esta historia puede ser interpretada como una metáfora de la política actual y aplica a la perfección a la situación y decisión que ha tomado el exsenador y dirigente político cordobés Musa Abraham Besaile Fayad de regresar al seno de su familia (y al de su familia política) para emprender, juntos, un objetivo común: La Gobernación del Departamento De Córdoba.

Musa Besaile, uno de los miembros más importante de la gran coalición, se había alejado de los valores y principios que lo llevaron al poder y se concentró en sus propios intereses y agendas. Al igual que el hijo pródigo, este líder perdió el rumbo y cometió múltiples errores graves, alejándose de su deber de servir a la sociedad.

En efecto, Musa Besaile, como ideólogo del gran proyecto político gran coalición, había logrado en el departamento de Córdoba establecer un poder hegemónico electoral que lo había llevado a ganar en dos oportunidades consecutiva la gobernación, inicialmente con su hermano Edwin y posteriormente con Orlando Benítez, y más de veinte alcaldías municipales, pero en una aventura decide emprender en solitario y en contra de su familia la búsqueda del poder absoluto, aliado, esta vez, a casuales y nuevos mejores amigos que lo empujaban a la Calle (sic) sin un horizonte claro a que se gastara la herencia acumulada (votos y dinero) en años del ejercicio de la política.

Sin embargo, como en la parábola, Musa Besaile en un acto de arrepentimiento, perdón y reconciliación decide regresar y continuar impulsando su creación política. Pero aquí surge los siguientes interrogantes: ¿Al igual que el padre del hijo pródigo, los ciudadanos y la sociedad en general estarán dispuestos a perdonar y dar una segunda oportunidad a líderes políticos que hayan reconocido sus errores y estén dispuestos a enmendarlos? ¿Tiene la ciudadanía la madurez política para exigir responsabilidad y transparencia para lograr un cambio significativo y llevar a los líderes políticos de regreso al camino de servir a la gente? La repuesta la conoceremos este 29 de octubre.

En conclusión, la parábola del hijo pródigo puede ser una lección para los líderes políticos de hoy en día, quienes deben ser conscientes de la importancia de mantenerse fieles a los valores y principios que los llevaron al poder. También debe ser un recordatorio para los ciudadanos y la sociedad en general sobre la importancia del perdón y la reconciliación, y la necesidad de apoyar a los líderes políticos que estén comprometidos con servir a la sociedad y trabajar por el bien común.

Mientras tanto, los demás miembros de la gran coalición y los hermanos de Musa, gritan y celebran: “La Sangre es más espesa que el agua” … (…)“Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”.