Hay una frase de conocimiento popular, que seguramente más de uno de los lectores habrá leído o escuchado en su momento. Esta recita “Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde”. Si bien casi siempre es asociado a un bien material, esta vez es puesta para considerar una pregunta ¿Qué haríamos sin los valores? Los valores humanos, son aquellas virtudes que hemos escuchado y aprendido a lo largo de nuestra vida, y que como regla para una vida satisfactoria debemos seguir. En este caso, podemos definirlos como las características, propiedades y cualidades que posee una persona, pero que también pueden manifestarse como acciones y que, sin duda alguna, son considerados como positivos en nuestra sociedad. Al mencionar la palabra, es inevitable no pensar en algunos de manera concreta, como, por ejemplo, Respeto, Empatía, Responsabilidad, Solidaridad y Honestidad, por mencionar solo algunos. Sabemos que son importantes, porque nuestra educación familiar y académica ha concebido que lo son, pero cabe preguntarse ¿Valoramos realmente los valores?
El valor como concepto por sí solo significa o se refiere a la importancia o validez de algo, por lo que debemos considerar de manera reflexiva y consciente la premisa de que los valores, valen. No es solo considerar que existen, y han estado allí desde hace siglos, tal vez incluso desde los inicios de la humanidad. Pensar en los valores implica aceptar que existen y que son cualidades inherentes al ser humano, así como necesarias. Si bien la lista de valores humanos es bastante amplia, pudiendo llegar fácilmente a treinta y mucho más, deberíamos considerar lo evidente que es para cada uno de nosotros identificar cuando una persona a nuestro alrededor, carece de alguno de ellos. Es un ejercicio casi automático, que hacemos día a día sin darnos cuenta. Es nuestra moralidad la que nos indica casi de manera instantánea, que alguien que no es honesto, no está actuando bien. Que llegar tarde no es correcto, o que carecer de respeto es ofensivo. Así pues, los valores están allí presentes, aunque pudiéramos pensar que los pasamos por alto.
Los valores, en un sentido práctico, son fundamentales tanto para el buen funcionamiento de la sociedad, como para que podamos desenvolvernos en ella. Es casi seguro que un individuo con sentido moral definido y que aplique los valores en su cotidianidad, podrá integrarse de manera espléndida en la sociedad y sus contextos; como miembro respetado y querido de un círculo familiar, como un destacado empleado en su entorno laboral, o como un ciudadano ejemplar.
Para finalizar, queda por sentado entonces que los valores sí valen, y que una persona (sin importar su estatus social o económico), podrá mostrar la mejor faceta de sí, cuando entienda y aplique de manera consciente la importancia de los valores en su vida. Puedo afirmar entonces sin temor a equivocarme, que la aceptación integral de un individuo en esta sociedad, está casi siempre relacionado a la puesta en práctica de los valores humanos.
“Consecuencia inevitable de tu propio destino, es pone en práctica a placer, los valores humanos” Madrid Angel (2023).