Después de las polémicas declaraciones del presidente Gustavo Petro en medio del escándalo de corrupción que involucra a su hijo mayor, quien es acusado de recibir plata proveniente del Narcotráfico, salió a relucir otra entrevista.
Se trata de una que fue realizada hace tres años, en la que Nicolás Petro, aseguró que creció al lado de su padre y hasta recordó algunas anécdotas de su infancia.
‘He crecido siempre con mi papá, y he estado en sus luchas políticas, en todas sus campañas, siempre al lado de él, organizando”, menciona Nicolas en ese entonces.
Lo anterior es contradictorio a lo que su padre, dijo recientemente: “no lo críe: esa es la realidad”, afirmación que ha causado revuelo en el país, ya que se dio justo después de todo el escando desencadenado por las acusaciones de la exesposa de Nicolas Petro.
Nicolas Petro en la entrevista de aquel entonces dijo: “la imagen, es que estoy al lado de mi padre en una manifestación en el municipio de Ciudad de Oro, Córdoba, un municipio que está a media hora de Montería, él me tenía agarrado de la mano, yo lo miraba y estaba en la plaza llena”, dice el hijo del presidente en la entrevista.
Fragmento de la entrevista reciente de Gustavo Petro.
“No, porque fue la época de la clandestinidad. Una vez salí de la cárcel me perdí, digamos, desde el punto de vista legal. Lo recuerdo como el episodio de mayor libertad, porque no tenía ni mi cédula ni me llamaba así. Yo alcancé a estar un año con Katia y con Nicolás en Bucaramanga en la clandestinidad. Me conseguí un colchón y me conseguí un corral, precisamente un corralito de esos de niño, para que pudiera estar en el colchón. Dormíamos en el piso. Para poder leer, porque siempre me ha gustado leer, me tocaba robarme los libros de las librerías. Era el jefe del M-19 en toda esa región. Hasta que vi en un artículo de Vanguardia, que es el periódico más conocido en el nororiente, una operación que hizo el Ejército de ese entonces contra una pareja del ELN y mataron el bebé. Y entonces, por esa y otras razones, yo me separé de mi hijo y de Katia. Empecé a caminar en soledad los caminos de la clandestinidad. Hasta que vino la desmovilización del M-19 en el 90. En ese año, él todavía era un niño. Pero yo ya había hecho una vida sentimental aparte. Y no nos volvimos a encontrar realmente. Él se crio en Córdoba. Estudió allá. Hizo su universidad. Realmente nunca tuvimos la oportunidad de convivir. No lo crie, esa es la realidad”.