René Morelo, una gloria del béisbol colombiano

René Morelo, una gloria del béisbol colombiano

René Morelo Padilla nació el 11 de noviembre de 1948 en San Antero, época histórica pues se celebra la independencia Cartagena, en ese momento aún este terruño del Caribe pertenecía al departamento de Bolívar, hijo de Isabel Segunda Padilla y José Inés Morelo Altamiranda, ambos oriundos de San Antero, tuvo 11 hermanos, sus padres en busca de mejorar sus condiciones de vida, se fueron a vivir al Urabá antioqueño, donde consiguieron unas tierras para trabajar, algunos de sus hermanos nacieron en Apartadó y otros en San Antero, hubo una característica especial a medida que los hijos crecían, José e Isabel los enviaban a estudiar primaria en San Antero.

En San Antero siendo un niño, vivía con su abuela Anastacia y su tío Feliciano “El Chilo” Padilla quien se convirtió en su ángel protector, a este lo acompañaba a labrar la tierra en los secos y la bonguita, estudió hasta 4 de primaria en el colegio de Julio C. Miranda, ubicado en la calle de La Cruz, luego se fue para Lorica a estudiar en La Normal Agrícola, hasta 6 de bachillerato, su último grado de estudio, su pasión desde pelao’ por el béisbol, era mayor que las ganas de convertirse en profesional, cursando apenas 4 de primaria mostró sus primeros dotes, fabricaba pelotas de béisbol para practicar este deporte.

Su corta edad le impedía entrar al selecto grupo de sananteranos como el Papito Martínez, Inocencio “El Chencho” Tajan, Valentín Berrío, Celso Padilla y otros amigos de la época, quienes practicaban béisbol en la plaza de Los Placeres y encontraban en el deporte de la ‘pelota caliente’ la opción de divertirse y surgir rápidamente como profesional, sin embargo el niño Rene era insistente y entrenaba con ellos a pesar de los regaños, jugaba primera y tercera base, era tan apasionado por el béisbol que se le volaba a su abuela y a su tío ‘Chilo’, para ver jugar béisbol de segunda categoría en Lorica, corriendo el riesgo que lo devolvieran a Urabá, donde estaban sus padres.

Después de tanta insistencia, en un partido que jugaba San Antero ante Tierralta, se lo llevaron a jugar, ese día hubo un accidente en el equipo, entre el catcher, Rogelio Monterroza y el primera base, Inocencio Tajan, quien salió fracturado. El pitcher se puso nervioso, miraron al banco y le dijeron al inquieto joven René Morelo, si quería lanzar, a lo que no dudó en aceptar, sin titubear; vaya sorpresa, se ganó el juego, ese fue un día de nunca olvidar, aquel joven desconocido le habían dado la oportunidad de su vida y la aprovechó de qué manera, fue como ganar un título mundial, ese día con apenas 16 años de edad, decidió ser pitcher.

Luego de aquella oportunidad, se empezó hablar de un joven sananterano que era muy buen lanzador, así llegaron unas personas de Montería a proponerle para que jugara en primera categoría con Cardenales, y no lo dudó, se fue para la capital, en esa época no le pagaban por jugar, pero trabajaba con los hermanos Vega, dueños del equipo, en oficios varios, le tocó hasta tirar mezcla, en el patio de una casa, los ubicaron y allí dormían varios jugadores, todas esas dificultades no fueron motivos para truncar su pasión por el deporte que amaba, el torneo de Primera Categoría inició y lo jugó con todo el fervor, fue ‘champion pitcher’, y salió campeón con su equipo con tan solo 17 años de edad.

En 1969 luego de salir “champion pitcher” con Cardenales, es convocado por primera vez a la Selección Colombia de béisbol Amateur, para jugar la serie mundial en República Dominicana, luego participó en el año de 1971 en la serie mundial en Cuba, donde salió subcampeón, perdieron con Cuba, que no solo eran locales, sino que siempre han sido potencia mundial en béisbol. En Colombia representó a los departamentos de Córdoba y Atlántico. Estuvo en los equipos, Cardenales, Willard, Café Universal e Indios de Cartagena, Caimanes de Barranquilla entre otros, jugó varias temporadas en Venezuela en Caquetillos de Falcón, cuando el Bolívar valía, luego de su retiro como beisbolista activo fue coach en Los Caimanes y también veedor de los Mellizos de Minnesota por varios años.

Hay una hazaña de René Morelo que merece un capítulo especial y la cuento para las nuevas generaciones que no vivieron, ni conocen la historia de nuestro héroe, la conozcan, el 6 de octubre de 1974 en el Estadio Tómas Arrieta, lanzó 19 entradas, cinco horas seguidas lanzado bolas, en un maratónico partido que terminó con victoria de Pizano su equipo 2-1 sobre Terminal. Quedó la satisfacción de una victoria, pero también las secuelas que lo mandaron a la clínica e incapacitado por varios días.

El Gobierno de Ernesto Samper a través de la ley 181 de 1995 estableció la pensión vitalicia para las viejas glorias del deporte colombiano, sin lugar a dudas René Morelo tenía todos los méritos para obtener el beneficio, hoy vive y disfruta de su pensión, vive en el barrio modelo de Barranquilla a tres cuadras del antiguo estadio Tomás Arrieta hoy Edgar Rentería, fiel testigo de su récord como lanzador, tuvo tres hijos, René Alexander, Ketty y Liliana, dos de ellos viven en Canadá donde es un visitante asiduo, lo que le ha quitado tiempo para venir con más regularidad a San Antero, añora los viejos tiempos en los que jugaban por diversión, más que por firmar rápido con una novena estadounidense. Eso es lo que le aconseja a los jóvenes colombianos y en especial a los sananteranos que apenas empiezan en este nuevo mundo del béisbol.

Esta es la historia de nuestro héroe, de aquel niño inquieto, que no le gustaban las matemáticas, ni los cuadernos, ni las tareas, pero que amaba con toda su alma el béisbol, aquel que no le permitían jugar con sus amigos mayores, porque era muy niño, pero que fue perseverante y logró lo impensado, convertirse años después en uno de los mejores lanzadores de la historia del béisbol colombiano.

Posdata: luego de conversar por espacio de 45 minutos con el gran René Morelo vía telefónica, nos volvimos a comunicar y me dijo, “El día que quieran rendirme un homenaje estaré dispuesto ir a mi tierra San Antero y hacer el movimiento de lanzador que hice por tanto años, para que ese movimiento de pitcher quede grabado en una escultura”.