O Cambiamos o nos extinguimos

O Cambiamos o nos extinguimos

Es verdadero que ningún Gobierno estaba preparado para la pandemia, también es muy cierto que la disciplina en los colombianos no es la mayor virtud; bajo tres pilares, todos en la post – pandemia tenemos que cambiar: políticas dinámicas en salud pública, descentralizadas sincronizadas con la investigación, en segundo plano el cambio del modelo económico encaminado a la producción de alimentos, y tercero, una verdadera lucha contra la corrupción pues cada año se pierden billones de pesos.

¿Cómo Cambiar? Difícil pregunta; pero empezar por creer que estamos mal en cuanto a mentalidad individualista y esclavista es el comienzo ¿Por qué eso? Porque somos aún primitivos (desde hace 200 años) primero yo, después los demás y ese ejemplo viene del que nos gobierna, una regla de este modelo es el exceso de decretos que pocos entienden, tardíos en su implementación cargados en exceso de protagonismo pero carentes de responsabilidad social con el momento.

El coronavirus desnudó nuestro sistema social, de salud, económico y organizativo estatal, las redes han sido la voz resonante de lo que está mal, Hospitales quebrados, sin insumos, un sistema colapsado con múltiples heridas, le toca enfrentar este enemigo invisible.

La solución estaba en eliminar la “intermediación”, proceso o “peaje” que ha sido el talón de Aquiles de la Ley 100 y que exigen reformar, la deuda pública a hospitales y clínicas asciende a 8 billones de pesos, se conocía desde antes de la pandemia y estaba concertada la ley de punto final que saneaba ese desangre donde la corrupción se llevó el sistema, el gobierno envió 2,7 billones una tercera parte siendo esta insuficiente y el dinero no llegó, todos se despacharon cancelando a medias ¿Quién sufrió? Los médicos y proveedores que no obtuvieron su pago completo.

Hoy la responsabilidad de entregar la dotación de implementos de seguridad al personal asistencial la delegaron a las ARL, otro intermediario ente burocrático demorando la solución; el colombiano es inteligente por naturaleza, su raza lleva el gen del rebelde, la ciencia es un activo dormido y se hace necesario que la salud vaya de la mano con la investigación, este momento debe dejar esa enseñanza.

El segundo cambio es la política económica, ante la pandemia se sumaron los bajos precios del petróleo, nuestra economía petrodolarizada colapsó, nuevamente desnudando la fragilidad del capitalismo decadente que mostró sus debilidades, este modelo obliga a consumir, prestar y no ahorrar, se reventó el cable conductor que nos sostenía la mentira de crecer. 

Colombia y Córdoba tienen un gran potencial en sus tierras productivas, la Tercera Guerra Mundial está capitalizada en la comida y el agua y es un buen momento para girar hacia otro modelo productivo generando empleos, reactivando un activo real autóctono como la agricultura, salir de ese modelo latifundista para evolucionar, establecer una estructura social flexible donde produzcamos y vendamos nuestros propios productos creando una identidad agrícola de la mano con la educación, acabar la exportación lucrativa que rezaga la atención de la demanda interna, por ahora hay que hacer que las empresas minimicen ganancias y estrechen los gastos y esperar que en este momento ocurra un “Milagro Colombiano” haciéndonos cambiar para no extinguirnos.

Tercer renglón conlleva cambios estructurales y mentales, se habla mucho de la corrupción que es un término que causó normalización en su fundamento, hoy en día es “normal” porque nada pasa con el corrupto que se roba los recursos y bienes del Estado, el sistema judicial politizado necesita cambios urgentes, los entes de control son otro brazo armado de los mercaderes, condenas irrisorias envían el mensaje equivocado, en esta parte estamos condenados a la extinción si no se cambia.

Pero ¿Cómo hacerlo? ENTENDIMIENTO, en esta pandemia el dinero no vale, este enemigo mata al rico, al pobre, al empresario, al profesional, médicos, ingenieros y todos estamos expuestos, la vida no vale nada ante el virus, el Covid_19 nos obligó a replantear el afán, la prisa en que veníamos, en estos momentos nos sobra el tiempo, ese que antes no teníamos, compartir con la familia, los hijos y a trabajar desde nuestros hogares, este momento nos enseñó que si se puede tener tiempo, que el consumismo desmedido es un virus más letal. El animal que llevamos dentro encerrado hizo florecer la naturaleza, algunos lo llamaron apocalíptico, quiero pensar en que el mundo no está llamando la atención por que íbamos camino a la autodestrucción.

La enseñanza de este virus conlleva eliminar los intermediarios en la salud, cambiar el modelo productivo y aplanar la curva de la corrupción, así mismo nuestra mentalidad; será el inicio pero nada volverá a ser igual, seremos un poco diferentes, tendrán que pasar cosas peores que nos libre del virus de lo “hijo de putas” que somos con nosotros mismos, el prójimo y la naturaleza, porque “O cambiamos o NOS EXTINGUIMOS.