En más de una ocasión han sido denunciadas las precarias condiciones en las que se encuentran los presos de la cárcel Las Mercedes en la ciudad de Montería, sin embargo, esta vez, fue expuesta la mala administración de este centro penitenciario.
De acuerdo con un reportaje realizado por el programa Los Informantes, actualmente los reclusos se encuentran en huelga de hambre porque recientemente encontraron la lengua de un perro en una sopa.
Al parecer, el menú de la cárcel sería algunas veces perro, burro, cucaracha y hasta rata, lo peor es que para comer bien deben pagar en estos calabozos en los que solo se ve miseria, llanto y sufrimiento.
La periodista ‘La Nena’ Arrazola que realizó el reportaje en el penal, entrevistó a un exconvicto que le manifestó que lo único gratis en Las Mercedes son “los masajes”, que consiste en varias patadas que dan como castigo en una celda a quien se haya «portado mal».
Asimismo, esta persona que hoy se encuentra libre le relató a Arrazola que en esta prisión no manda el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), sino ‘Los Paracos’, quienes han infundido temor, además, hay diferentes patios, todos con diferente valor, el de los ricos podría costar hasta 5 millones de pesos.
Respecto a los ‘Violos’, no son mitos el pésimo trato que reciben, ya que les dan varios chancletazos hasta que la piel les sangre y los obligan a desfilar con una brasilera por los pasillos.
Actualmente, un activista monteriano identificado como Rafael Moreno, es quien está peleando por los derechos de los reclusos y para que reciban un alimento digno, ya que el arroz sabe peor de lo que huele, a cucaracha, y prefieren no comer por miedo a enfermarse.
Sumado a esto, el hacinamiento de este centro penitenciario hace la vida una miseria, ya que un baño lo comparten hasta 200 personas, en los pasillos duermen como 100 y en las celdas los que quepan en el suelo y arriba en las hamacas.
Otro exconvicto también se atrevió a denunciar como a los presos sindicados los mandan a ‘La Recepción’ un calabozo en el que meten a ‘Los Chirretes’ y los tratan como “unos perros, como si fueran la peor persona del mundo, una cosa es perder la libertad y otra distinta es perder la dignidad”.