SIRAP Caribe y CVS realizan estrategias de adaptación al cambio climático y control de las inundaciones en el Bajo Sinú

SIRAP Caribe y CVS realizan estrategias de adaptación al cambio climático y control de las inundaciones en el Bajo Sinú

Este jueves 17 de mayo el Sistema Regional de Áreas Protegidas del Caribe (SIRAP) y la Organización de las Naciones para la Alimentación y la Agricultura (FAO), realizaron una gira documental periodística en el corregimiento San Sebastián de Lorica y en el municipio de Purísima, con el fin de socializar los resultados del proyecto GEF de conectividades.

La expedición tuvo con objetivo presentar los resultados de la conectividad del corredor del Bajo Sinú en el marco de la estrategia Zenu, para la adaptación al cambio climático y control de las inundaciones liderada por la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y San Jorge (CVS) y la Fundación Herencia Ambiental Caribe, apoyada por Conexión BioCaribe.

Según el representante de la Fundación Ambiental Herencia Caribe, Iván Correa, “nosotros debemos aprender a adaptarnos a los cambios climáticos que vienen y para ello debemos tomar como enseñanza a nuestros raizales los zenúes, quienes le daban el manejo que querían a los humedales, aprovechando a su favor las crecientes y las sequias. Es por eso que parte todo esto que conocemos de la parte del manejo hidráulico e hidrológico que ellos realizaron”.

El reto del proyecto GEF Conexión BioCaribe, liderado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Parques Nacionales, la FAO y el SIRAP Caribe, con el apoyo de las gobernaciones y autoridades ambientales, es conectar las áreas protegidas, contribuyendo en esta primera fase, con más de un millón doscientas mil hectáreas de ecosistemas que restablezcan la conectividad natural y de esta forma garantizar los servicios ambientales que requieren las poblaciones para su bienestar.

Conexión BioCaribe está desarrollando actividades, que permiten generar procesos de restauración del sistema natural en 5 corredores ecosistémicos y sociales, Paramillo, Acandí, Paramillo – Bajo Sinú, Corchal – Los Colorados y Corales del Rosario – Golfo de Morrosquillo, que han permitido restaurar más de 60 km de rondas hídricas y generar proyectos productivos sostenibles beneficiando a más de 1.000 familias, asimismo, 1.284 de hectáreas que le aportan a la conectividad ecosistémica cuentan con planes de producción sostenible.

Uno de los 5 corredores de conservación es el Bajo Sinú que conecta el PNN Paramillo con el DMI Complejo Cenagoso del Bajo Sinú. Este corredor comprende ecosistemas de gran relevancia para la región que se encuentran en estado crítico como lo son los bosques y vegetación inundable y el bosque seco. Es una conectividad importante para el paso de felinos y la conservación de aves como el Cahavarry, entre otras especies más. Uno de los servicios más importantes que beneficia a las poblaciones es el suministro de agua y la regulación hídrica, además de recursos hidrobiológicos para la seguridad alimentaría.

En el corredor, las poblaciones de San Sebastián de Lorica y Purísima han sido las más afectadas por las inundaciones ya que recibe las aguas del río Sinú, sufriendo año tras año, la pérdida de sus enseres, producción agrícola y bovinos. La CVS, Herencia Caribe y la FAO en el marco del SIRAP Caribe, han desarrollado actividades que permitieran recuperar el sistema natural a través de la estrategia Zenúe, aprovechando las aguas del Sinú en la poca de lluvias y Sequía, poniéndolas a su favor.

Con esta estrategia Zenúe que ha favorecido hasta el momento 157 familias se ha transformar el paisaje a través de la recuperación ecosistemas en estado crítico como lo es la Vegetación inundable, mediante un ingenioso sistema de control de aguas que alcanza a cubrir 6 hectáreas alrededor del río Sinú y con la implementación de Escuelas de Campo Ambiental liderada por la FAO para orientar actividades de conservación y estrategias de producción sostenible.

Los resultados de esta iniciativa, se pretende replicar en los ecosistemas de las zonas de anegación de los ríos Magdalena, Sinú y San Jorge, buscando recuperar y restaurar la función de los ecosistemas inundables que se encuentran con el índice más alto de amenaza.

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