Erosión costera, peligro inminente en playas de San Antero

Erosión costera, peligro inminente en playas de San Antero

Por Elizabeth Sermeño

Al norte del departamento de Córdoba se encuentra el municipio de San Antero, reconocido por el Festival Nacional del Burro y caracterizado por poseer playas de arena fina y blanca. En su territorio, entre la Bahía de Cispatá y Punta Rebujina, tienen lugar las playas del Porvenir, de Grau, Punta Bolívar, Nisperal y Playa Blanca.

A lo largo de los años la arena blanca se ha convertido en el atractivo de cientos de turistas provenientes del interior del país, extranjeros y zonas aledañas, convirtiendo a San Antero en uno de los municipios con mayor turismo en su departamento y que ha aprendido a mezclar la actividad turística con la pesquera y la agrícola.

Sin embargo, en medio del aprovechamiento de todo lo que el turismo proporciona a los habitantes de San Antero, estos se han visto en alerta por los cambios morfológicos que las playas han ido presentando. Playa Blanca y Porvenir son de las más reconocidas y hoy por hoy, de las más afectadas.

Viendo el problema

Según un estudio elaborado por la Corporación Autónoma Regional de Los Valles del Sinú y San Jorge, CVS, por causa de la erosión marina el departamento de Córdoba pierde entre uno y siete metros de playa al año.

Para San Antero lo anterior se ve reflejado en la presencia del problema erosivo en 2,7 kilómetros de longitud de playa y que además, amenaza con producir el adentramiento del mar a las viviendas cercanas a la orilla. Es por esto que las autoridades competentes en este tema proponen la evaluación de las alternativas implementadas que no han disipado en su totalidad el efecto erosivo, tales como la construcción de espolones y muros marginales de protección.

La erosión en este municipio es atribuida a la extracción de una gran cantidad de materiales para la construcción, al cambio morfológico de Punta Rebujina y a la ejecución de obras que obstruyen el flujo de sedimentos, haciendo a la playa vulnerable frente cambios climáticos bruscos.

Naturaleza y hombre, entendiendo el fenómeno

Es indiscutible que la erosión es causada por fenómenos naturales como las olas y las corrientes marinas, que actúan como agentes erosivos al accionar de manera permanente. Pese a esto, no se debe culpar solo a la naturaleza, los pobladores también tienen cierto grado de influencia en el aumento de un proceso que apenas logre los mayores estragos, es irreversible.

Las construcciones que roban espacio a la playa, la deforestación del sistema de manglares y los espolones de enrocado que son ejecutados sin controles de calidad, son algunos de los actos que han contribuido a que los riesgos sean mayores.

Agustín López Garcés recuerda cómo su casa estaba separada de la orilla del mar por unos 500 metros de playa, de los que hoy solo quedan 8. “Esto se arruinó, las playas eran más prolongadas y el mar se las comió”, comentó.

Con aire de decepción en su rostro, López afirma no tener la solución en sus manos y lamenta que solo esté en la de los mandatarios que han incumplido con las promesas de ejecución de obras que permitirían recuperar al menos, 10 metros más. “Nosotros no podemos hacer nada. Ellos quedaron en recuperar las playas, el alcalde dijo que iba a conseguir la ayuda. Tenía buenas intenciones, pero no se ha hecho nada”, aseguró.

A lo que no se debe llegar

El departamento cordobés es poseedor de más de 120 kilómetros de playa, en los que hoy se presentan doce puntos en riesgo por erosión marina y dos, que necesitan reubicación y exigen la llegada de los recursos destinados por parte del Plan Maestro de Erosión Costera, propuesto por el Ministerio de Ambiente, que busca tomar medidas de adaptación para afrontar este fenómeno natural.

El caso que más ha retumbado es el de la vereda Puerto Rey, en el municipio Los Córdobas, donde varias familias abandonaron sus viviendas por miedo a que estas se desplomaran debido al debilitamiento en las paredes y techos, causados por el golpe de las olas y los fuertes vientos.

Larga vida a los manglares

A casi dos años de la polémica que se despertó a raíz de la licencia otorgada y posteriormente revocada a la empresa Graneles del Golfo, por parte de la Corporación Autónoma Regional de Los Valles de Sinú y San Jorge, para la construcción de un puerto de carbón que ocuparía 7.5 hectáreas de las 27 mil pertenecientes a la zona protegida, hoy se reconoce la importancia del ecosistema manglárico como generador de playa y hábitat de varias especies.

Según Jeyk Galván, geógrafo de la Universidad de Córdoba, el puerto pretendía generar empleo y dinamismo comercial, pero deterioraría el sistema de mangles que es visto como un gran aliado natural en la recuperación de las playas.

Galván asegura que “el puerto hubiese dejado a San Antero con regalías cuantiosas que podían ayudarlo en su crecimiento económico, pero que si estas no eran destinadas de manera adecuada, lo que generaría es pobreza sumado a el deterioro del mangle y la playa”.

La erosión es el problema a vencer

Para mitigar este fenómeno desde la Alcaldía Municipal de San Antero, en conjunto con la Alcaldía de San Bernardo del Viento, se presentó el proyecto Estabilización y Protección de Las Playas de San Antero, Sector Playa Blanca y en El Municipio de San Bernardo Del Viento, Sector Paso Nuevo y El Salvador, Departamento de Córdoba, ante los Órganos Colegiados de Administración y Decisión.

El proyecto valorado en más de 34 mil millones de pesos y con vigencia del 31 de julio de 2014, tenía como objetivo en el caso específico de San Antero, realizar el estudio y diseño de ingeniería costera para la recuperación y estabilización de 2.7km de costa de Playa Blanca en este municipio.

Se proponía a su vez, la demolición de 12 espolones mal ubicados y construidos, la rehabilitación de los demás espolones con el material demolido y estos, permanecerían en su lugar según el diseño de ingeniería costera, la ejecución de un aporte de arena de 250 mil metros cúbicos para la recuperación de la playa y la iniciativa de uso de los espolones rehabilitados como muelles turísticos.

María Blanco, residente del lugar por más de treinta años, afirma que solo recuerda haber escuchado por parte de unos ingenieros, que se debían demoler algunos de los espolones porque no cumplían ningún objetivo en el sitio que habían sido construidos. Del resto, a varios de sus conocidos les tocó optar por hacer muros de resistencia, elaborados con bloques y palos, frente a la terraza de sus casas.

“No sé si sea porque los espolones están mal ubicados, yo creo que esto tiene que ver más con las corrientes del mar. A mí me ha convenido, en esta parte la playa ha ganado espacio, pero es algo tan raro que del otro lado, ya no queda playa”, aseguró Blanco.

La carrera contra la erosión y el tiempo

Este fenómeno es un agente natural que actúa lento. Poco a poco los habitantes de San Antero fueron contribuyendo sin darse cuenta, al aumento de la acción erosiva mediante actividades que creyeron, no traerían consecuencia alguna.

Hasta el momento los residentes del lugar no se han visto obligados a abandonar sus lugares de residencia, sin embargo, los sananteranos han estado afectados por inundaciones en épocas de mar de eleva y de fuertes lluvias. Ahora solo esperan una pronta solución, mientras ruegan que el mar tenga compasión de ellos.

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