De los 87 bienes que aparecen con registro en el Supernotariado a nombre de la familia Besaile Fayad, 52 figuran a nombre del actual gobernador de Córdoba, Edwin Besaile, ubicados en su mayoría en el municipio de Sahagún.
Esos son justamente los bienes a los que la Fiscalía les hace seguimiento, tras los escándalos de corrupción que se han presentado en el departamento de Córdoba, especialmente con los recursos de la educación, regalías y la salud.
Pese a que el mandatario ha insistido en que fue él quien destapó las irregularidades en el manejo de los recursos y que siempre ha actuado con transparencia, ahora deberá demostrar la procedencia de los 38 bienes que tiene en Sahagún y en el resto del departamento.
Para nadie es un secreto que los Besaile nunca han sido pobres. Su padre, Musa Abraham Besaile, era un reconocido comerciante, inmigrante, dueño de la arrocera Palmira y un trabajador incansable, que por cierto gustaba poco de la política.
La investigación de la fortuna de los Besaile se originó en las denuncias hechas por su antiguo socio político, Alejandro Lyons, quien aseguró a las autoridades que le había entregado al gobernador Besaile la suma de cuatro mil millones para su campaña y que esos recursos provenían del denominado cartel de la hemofilia, con el que habrían desfalcado las arcas de Córdoba en por lo menos 40 mil millones de pesos.
Los pagos, que se habrían efectuado entre 2014 y 2015, están soportados en unos documentos que Lyons entregó a las autoridades competentes para que adelanten los procesos judiciales pertinentes.
La Unidad de Extinción de Dominio de la Fiscalía sigue la pista a grandes extensiones de tierra en los municipios de Ciénaga de Oro y Chinú que sumarían las 1.700 hectáreas aproximadamente, 16 propiedades en Caimito, Sucre, y 15 en Caimito, también en Sucre, así como otras en Barranquilla, procedimiento rutinario cuando los titulares de los bienes están vinculados a casos de corrupción.