Puerto Escondido, un lugar que fusiona la magia del Caribe y el Bullerengue

Puerto Escondido, un lugar que fusiona la magia del Caribe y el Bullerengue

Por Oscar Vargas

 

En las noches el pueblo se trasforma. Puerto es música, es baile, es tradición e idiosincrasia. Nada puede apagar su fuego, pues los porteños lo llevan en la sangre y lo trasmiten a través de sus cantos y bailes con los que contagian e invitan a vivir la experiencia hasta que sol ilumine la última palmera.

Para llegar a Puerto Escondido, Córdoba, desde Montería, se toma la vía que conduce al municipio de Arboletes, tras una hora de camino se desvía hacia la derecha y se transita por una carretera que ya ha sufrido los estragos del tiempo y el paso de propios y foráneos. Se atraviesan algunas montañas que sirven de muralla al escondido lugar.

Golpeado por la violencia y el conflicto armado, este es un pueblo de casas viejas, calles empolvadas y un ambiente Caribe, producto de su descendencia negra. Allí existe la influencia sinuana, pero principalmente en su zona rural. Es de tierra fértil y de moradores bondadosos, el sector agropecuario y la agricultura son las bases de su economía.

Pueblo de inmigrantes negros

Cuentan los más viejos que los primeros pobladores de allí fueron inmigrantes negros, procedentes de la isla Barú y de Cartagena. También que en algún tiempo el lugar fue morada de narcotraficantes, los cuales traían mercancía desde Panamá. También dicen que en el pueblo despareció mucha gente, solo historias, algunas ciertas, otra no se sabe.

Al llegar a Puerto lo primero que logra divisarse es el muelle marítimo, una imponente obra de ingeniería que se adentra más de un kilómetro en el mar, con una figura en forma de T que ofrece una vista panorámica de toda la costa y permite ver morir al sol en el Caribe.

Los porteños son gente amable y están siempre dispuestos a ayudar a los visitantes, ejemplo de ello es Francisco Álvarez, un joven orgulloso de sus orígenes y digno representante de la alegría que envuelve a la juventud caribeña.

Francisco junto con otros jóvenes de la comunidad, conformaron el grupo cultural “Baile Cantao”, un proyecto que busca rescatar las costumbres que se van perdiendo gracias a la influencia de las nuevas generaciones.

Los jóvenes son expertos bailarines, entre sus estilos favoritos está el “cato y baile macho” que debe su nombre a los primeros pobladores: hombres que llegaron al sitio sin sus esposas y en la noche, luego de extenuantes jornadas de trabajo, se reunían en la playa y creaban verdaderas rondas de Bullerengue, de ahí la tradición de cantadores.

El Bullerengue es un ritmo que evoca la sexualidad, esos movimientos pélvicos que llaman al sexo, a la reproducción. Cuando una bailadora de Bullerengue danza, se soba el en vientre en señal de que está apta para la reproducción. Estos estilos hacen único al baile de Puerto Escondido.

El vestuario de los bailarines tiene influencia de muchos sitios del departamento, los vestidos reciben del Sinú la utilización del canesú, prenda utilizada en el vestuario del tradicional porro cordobés.

El bullerengue, invitado de honor

Hace 29 años se realiza el Festival y Reinado Nacional de Bullerengue de Puerto Escondido. Hoy día la celebración es reconocida a nivel nacional. El festival acoge a más de 34 agrupaciones procedentes de varios territorios de la Costa Caribe colombiana.

Más tarde, sentado frente a la playa, viendo como las imponentes olas desgastan cada vez más la costa, Francisco recomienda sitios donde venden el mejor pescado, perfecto para almorzar. Después del deleite, él ofrece su casa como la siguiente parada.

Camino a su casa, el joven se topa con su gran amiga Emilia, una mujer entrada en años, que en su rostro refleja la felicidad de una niña de 15, cuenta una y varias veces lo feliz que se siente, pues hace poco le hicieron una entrevista para un canal regional donde destacan su labor como canta autora.

Enigmática Tortuguilla

El amanecer en el pueblo es tranquilo, el sol ilumina la última palmera y a lo lejos deja ver a Tortuguilla, una isla perteneciente al municipio. Deshabitada, tranquila y apartada de la contaminación, parece ser el escondite perfecto.

Paradójicamente la mayoría de los porteños no la conocen y le guardan cierto recelo. Cuentan que años atrás este lugar fue guarida de paramilitares y era utilizada como sitio estratégico para torturas y asesinatos. “Los cadáveres aparecían en las redes de los pescadores”, comenta en voz baja, Francisco Álvarez.

Desayunar ligero en la playa es prácticamente imposible. Usted tiene que estar preparado para desde muy temprano degustar todo tipo de pescados y mariscos e inclusive, puede ser invitado por algún pescador a conseguir su propio desayuno. Allí a los foráneos se les acoge con amabilidad y se les trata como amigos.

“Valoro mucho a Puerto, rescato lo que reasentamos dentro del Departamento, es un sitio donde podemos vivir la herencia africana de forma natural, somos bullerengue somos un paraíso natural”, recita el joven que se despide con amabilidad, no sin antes recordar que la gente, los bailes y la cultura de Puerto Escondido los están esperando para bailar durante días en las playas, plazas y calles.

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