Las Bechara no pudieron evitar las lágrimas en reencuentro con su madre, tras recuperar la libertad

Las Bechara no pudieron evitar las lágrimas en reencuentro con su madre, tras recuperar la libertad

María Fátima y Mara Bechara Castilla no pudieron evitar las lágrimas al reencontrarse con su madre, Saray Castilla de Bechara, a la salida de la cárcel nacional Las Mercedes de Montería.

Ella, con el tesón que siempre la ha caracterizado, las esperaba ansiosa al interior de un vehículo, mientras observaba los gestos de solidaridad de sus familiares, amigos y funcionarios de la Universidad del Sinú.

Los minutos pasaban y en el interior del penal se adelantaban los trámites reglamentarios para hacer efectiva la orden de libertad que había emitido un juez del Tribunal de Soacha, quien analizó la apelación hecha por sus abogados, luego de la medida de aseguramiento en la que las privaron de la libertad.

«Mamita esto es algo muy duro», dijo con lágrimas en los ojos María Fátima Bechara, quien salió del penal con ropa ligera, con la cara visiblemente demacrada, con una cola de caballo, sin gota de maquillaje, ni de arreglo. Se fundieron en un abrazo eterno y contrario a lo que todos hubieran podido pensar, fue doña Saray quien se encargó de fortalecerla y de pedirle que no llorara más.

El turno del saludo con Mara fue igual de conmovedor. Se fundieron en un abrazo que parecía no tener fin y nuevamente las lágrimas brotaron de sus ojos.

«Esto es muy duro», dijo Mara Bechara, mientras le decía a los periodistas que mañana miércoles serían llamados a una rueda de prensa para contar detalles sobre lo ocurrido.

Esperan con música

Para la familia Bechara Castilla el poder de la oración fue su único aliado en uno de los episodios más tristes de sus vidas.

«Es una dura prueba, pero yo agradezco a Dios que nos haya permitido salir de ella con la frente en alto», indicó la madre de las hoy liberadas.

Agradeció a los sacerdotes por el apoyo brindado, al Obispo de Montería, a los familiares y a los amigos por la solidaridad mostrada en un momento de dificultad.

En las afueras de la cárcel desde las primeras horas de la norte se apostó un grupo de amigas, con guitarra en mano, a entonar canciones de alabanza y de agradecimiento a Dios por la libertad de las dos directivas de la Universidad del Sinú.

Manos oscuras

No dieron declaraciones a la prensa, pero lo señalado por sus abogados Jaime Lombana y Esiquio Sánchez, hace suponer que habría manos oscuras detrás del proceso de su captura y de su encarcelamiento.

El mismo juez del Tribunal de Soacha pidió investigar a la jueza de control de garantías que envió a la cárcel a las funcionarias del alma máter.

Ambas lloraron sin parar. Sin embargo, eran lágrimas de alegría, pues habían recuperado la libertad, luego de permanecer por más de un vez en la cárcel, primero en el Buen Pastor de Bogotá y luego en la cárcel nacional Las Mercedes de Montería.

Ambas abordaron un vehículo con destino a sus hogares donde también las estaban esperando un nutrido grupo de personas, con mensajes de bienvenida y con bombas por todos lados.

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