Cuando el vallenato se lleva en el alma

Cuando el vallenato se lleva en el alma

Por José Alejandro Pernett Fuentes

El entorno era el sonido de las cotorras en las copas de los árboles, la clásica música vallenata que no podía faltar, las risas de los jóvenes, el choque de las botellas en medio del brindis y la felicidad de Álvaro Aleans Hernández, vocalista de un grupo vallenato.

Este joven, con 23 años de edad, es el alma del grupo. Con su frescura, su sencillez y humildad trasporta con su voz, todos los sentimientos más marcados que ha logrado pulir con los años. Posee un tono vocal fresco, fuerte, colorido y adaptable.

Es un hombre alto, macizo, de piel blanca, cabello castaño y ojos cafés. Recatado, tolerante y buen amigo.

El vallenato ha sido uno de los géneros musicales que más ha invadido corazones en el caribe colombiano y ha hecho de él, un músico por vocación desde muy joven. Sus aficiones y prioridades han cambiado con los años, pero hoy deleita el oído de muchos cantando con amor, porque es lo que más le gusta y lo disfruta.

Enamorado del amor

Los amores han llegado a su vida desde los 13 años y desde entonces se animó a cantar rimas vallenatas para conquistar corazones. “La vida del músico no es como todos se la imaginan. Uno nunca va a estar solo”. El brebaje del momento surtía efecto y empezaba a confesarle él a sus amigos. “Yo le digo a mi novia que no me cele que yo la respeto, yo no enamoro a nadie, pero si me dejo querer”.

Su persona es noble. Reside en la ciudad de Montería, Córdoba, con sus padres, a quienes demuestra plena admiración y les valora mucho, al igual que su hermano y hermana. Despertó la curiosidad de su hermano menor, quien hoy está en un proceso para pulirse, tocan guitarra, cantando un poco de baladas y pop.

Profesionalmente es auxiliar en odontología. Pero no labora en ello, el canto le ha dado un sostén para llenar esos gustos que van surgiendo en su día a día.

Sus amigos preguntan ¿Qué será de nosotros en cinco años?, “No sé muchachos, pero para ese tiempo, deberíamos tener mínimo dos discos y unas cuatro canciones pegadas nacionalmente. ¿Y qué estilo de vallenato tocaríamos? ¡Ombe! ‘pelaos’ un artista se debe a su público” ¿Qué hago yo grabando un vallenato antiguo, si eso es lo que no le gusta a la gente? Tenemos que pegar algo movido, alegre. Tienes razón”.

El momento del dialogo entre músicos es sagrado. Se habla del pasado, del futuro y se disfruta el presente. “Amando lo que se hace con la voz se le llega al alma a muchas personas y cambias vidas por pasión”. Así de inspirado terminaba el rato de amigos, hasta otro esporádico momento de reunión para hacer acordes a capela con el género que llevan en la sangre: el vallenato.

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