El pasado 18 de julio, el colombiano Miguel Sebastián Vargas de 22 años de edad, murió al ser atropellado por un vehículo en Perú, sin embargo el cuerpo no pudo ser repatriado el mismo dia a Colombia, porque sus familiares no contaban con el dinero suficiente, unos ocho millones de pesos que debían pagar a la funeraria donde fue acogido.
Al dia siguiente, es decir, el 19 de julio, la madre del joven viajó al vecino país luego de recolectar dinero entre sus amigos y familiares, con la esperanza de traer a Colombia el cadáver de su hijo y darle cristiana sepultura, pero tal objetivo no se ha podido cumplir.
Resulta que al parecer el cuerpo sin vida fue llevado hasta una funeraria donde al ser reclamado por su madre le informaron que. “por tener tatuajes y ser extranjero los cuerpos los venden a las universidades para hacer experimentos. A mi madre no la dejan ver a mi hermano ni le entregan el cuerpo”, aseguró Juliana, hermana de Miguel Sebastían.
Tras 15 días de zozobra y de permanecer en el país inca a la madre del joven no le han permitido siquiera reconocer el cuerpo de su hijo, tampoco han aceptado los documentos que comprueban el parentesco consanguíneo.
«Mi madre está sufriendo doblemente por la pérdida de mi hermano y por las penurias de no tener estadía ni comida, le ha tocado permanecer y dormir en las afueras de la funeraria. Ahora le piden que pague los 8 millones de pesos que inicialmente habían pedido.» Aseguró Juliana.
En Colombia, los familiares del joven piden ayuda a la Cancillería para que el cuerpo sea devuelto a su natal Bogotá, puesto que ellos no cuentan con el dinero que en Perú le exigen. Así mismo piden que les ayuden a establecer si realmente el cuerpo fue vendido a una universidad.