¡Rómpanse y rómpanla!

¡Rómpanse y rómpanla!

Por: Héctor A. Enríquez López

Twitter: @HectorEnriquezL

Alguna vez usted, amigo lector, se ha preguntado, ¿qué diría a los jugadores de un equipo de fútbol en una charla técnica antes de un partido? Constantemente yo lo hago, cada vez que espero con ansiedad un juego y en especial si es del equipo de mi preferencia, pienso lo que haría si fuera yo el técnico, y más ahora, previo al juego ante Ecuador que sostendrá el equipo tricolor, mi equipo, su equipo, ¡el equipo de todos!

Atrás quedó el lánguido empate ante Bolivia, atrás quedó la lesión de Muriel o el remate malogrado de Bacca ante el portero boliviano, atrás quedó el gol de rebote posterior a fallar el segundo penal consecutivo en esta Eliminatoria por parte de James, atrás quedó el calor de Barranquilla y su “nuevo” Metropolitano, atrás quedan los puntos que hasta ahora se han conseguido, ahora debemos mirar el presente con proyección al futuro.

Es importante ganar, es necesario ganar. Esto porque las cuatro fechas restantes no son nada fáciles, para la fecha 15 iremos a Venezuela, a enfrentar un rival que en la pasada Eliminatoria como local nos derrotó, un rival que se juega la vida contra nosotros (tal vez por la condición de vecinos y por los eventos históricos marcados desde la época de Bolívar), es un rival al que no será sencillo ganarle.

Cuatro días después recibiremos a Brasil, no al Brasil del 1 – 7 en el mundial ante Alemania. Recibimos al Brasil de Tite, ese Brasil que lleva siete partidos consecutivos ganando, gustando e incluso goleando como lo demostró en el Centenario de Montevideo ante el cuadro celeste, un Brasil que siempre ha sido el rival más complejo para Colombia, un rival que incluso en su peor momento nos derrotó.

Cerrando la clasificatoria tendremos que recibir a Paraguay, equipo aguerrido que viene en alza y que tal vez ante nosotros se juegue su última oportunidad de entrar a las justas mundialistas de Rusia 2018, un equipo que tiene en cada partido una batalla donde no regalará nada y exprimirá hasta la última gota de sudor de todos sus hombres buscando derrotarnos.

Finalmente cerraremos ante Perú, ojalá un cuadro inca ya eliminado pero siempre complicado en Lima. Si Perú está eliminado no querrá cerrar la eliminatoria como local con una derrota, ya vimos que los rivales no regalan nada, lo sufrimos ante Bolivia en Barranquilla, nadie por más “muerto” que parezca jugará a perder, mucho menos de local.

El martes tendremos un partido que puede ser un sueño o una pesadilla. La eliminatoria está muy apretada, de un sexto lugar subimos a un cuarto con solo un gol, y de ese cuarto lugar podríamos regresar a zona de no clasificación, también con un único gol, pero lo peor es que los partidos siguientes nos deparan un camino de espinas, no de rosas.

Es el momento en que nuestros jugadores deben mostrar de qué están hechos realmente, momento de ver si tenemos nivel suficiente para representar dignamente al continente en el Mundial de Rusia o si es mejor dar paso a un proyecto con miras a Catar y no continuar llenando de ilusión a un pueblo ávido de alegrías.

Si yo me parara en el camerino visitante del Atahualpa el día martes, frente a James, Borja, Zapata, Armero, Ospina y todo el resto del equipo les diría que este partido es una final, una verdadera final, que es el todo o nada y que hay que salir a ganar, a correr, a luchar.

Les diría que por 90 minutos no son humanos, son las ilusiones de 44 millones, son las esperanzas de alegrías, de charlas de oficina, de colegio, de universidad, son los rostros de felicidad o de tristeza de personas con problemas, con sufrimientos pero que siempre llevan la “fiebre amarilla” cuando juega el equipo nacional, son gladiadores que deben salir al gramado y pensar únicamente en su deber, en ganar. Únicamente les diría “¡RÓMPANSE Y RÓMPANLA!”

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