¡Por mi madre que sí!, la frase que hizo popular al payaso ‘Chupeta’

¡Por mi madre que sí!, la frase que hizo popular al payaso ‘Chupeta’

Por Argenis Álvarez

“¡Por mi madre carajo! El que deja cuidando a la mujer con un amigo es como si dejara a un puerco cuidando un bulto de yuca”, le grita entre carcajadas Álvaro Manuel Arteaga, más conocido como ‘Chupeta’, a un vecino que va caminando por la calle polvorienta de Villa Paz.
Este al escuchar la frase, que reconocen miles de cordobeses, suelta una risotada y responde ¡Por mi madre compadre!
El payaso ‘Chupeta’, sentado en una mecedora en la puerta de su casa, sigue saludando y haciendo reír a todos los que pasan cerca de su residencia. Esa es su esencia.
El interior de su hogar está lleno de colores vivos y cálidos, que van acorde con su personalidad espontánea y divertida, como el naranja en las paredes, el verde en los sofás y las coloridas flores artificiales que están en el centro del comedor.
En un rinconcito de la sala hay varios retratos, en los que aparece vestido de payaso. En uno de ellos, se encuentra en un palco con un traje amarillo, sosteniendo en lo alto con una de sus manos un megáfono y haciendo una chistosa mueca de cachetes inflados que hacen ver su cara aún más redonda. En otra, se encuentra en una calle con los brazos abiertos y sosteniéndose en un solo pie, luciendo un traje de bolas, de varios colores, que le queda un poco ajustado en la cintura, debido a su abdomen pronunciado.
Lo que nunca cambia en las fotografías es su enorme sonrisa y la forma en que se maquilla. Nunca alcanza a cubrir por completo el tono trigueño de su piel, porque solo se pinta las cejas de blanco, la punta de la nariz de rojo y el bozo de negro y blanco.
Ese mismo carisma que se le ve en las fotos lo conserva siempre. Aún sin tener su atuendo de payaso, esta vez con un pantalón desgastado y un suéter de rayas azules, hace divertir a todos los que están a su alrededor solo con su forma de decir las cosas.

No siempre fue payaso
‘Chupeta’ no siempre ha sido payaso. En su juventud quiso ser un gran boxeador y aquellos que lo vieron pelear aseguraban que tenía un gran potencial, pero sus sueños se frustraron cuando, poco a poco, las personas que patrocinaban este deporte en Montería, dejaron de hacerlo.
“Antes en casi todos los barrios de Montería había boxeo los sábados, pero se fue perdiendo esa costumbre. Después de terminar esa etapa como deportista comenzó mi vida de payaso. Para la época el ingeniero y empresario Jorge Quintero, fallecido propietario del hotel Cacique T de Cereté, se lanzó al Concejo de ese municipio y me propuso que me disfrazara de payaso para que le ayudara en la campaña. Allí empezó todo», narra evocando cada recuerdo.
Creció su popularidad y con el tiempo varios políticos lo empezaron a buscar para que les hiciera propaganda. También lo hicieron los dueños de almacenes para que cautivara la atención de los posibles clientes, las entusiasmadas madres que celebraban los cumpleaños de sus hijos y las licoreras para que hiciera publicidad de las bebidas embriagantes en las corralejas.
Fue en ese último episodio de su vida que descubrió que, a diferencia de otros payasos, su fuerte no eran las fiestas infantiles, sino el derroche de humor en medio del clímax que produce ver que un ser humano es capaz de enfrentar la furia del toro.
Mientras se toma un fresco, para apaciguar el calor que hace en Montería y se seca el sudor de su frente, recuerda que uno de los chistes que utiliza para animar las corralejas es “¡Jue carajo! El que no grite es marica, porque el hombre macho se conoce en corraleja y el marica también. El hombre macho cuando escucha un porro grita ¡Juepa je! y el marica dice chis chis chis” .

Ha ocasionado peleas
Este cereteano hace que las personas se rían hasta ya no poder, pero también es el responsable de algunas discusiones entre parejas que van a las corralejas, debido a los comentarios y chistes coloridos que les hace a las personas.
“¡Jue carajo! El que está aburrido es porque está sin plata y el que está sin plata es porque está con la mujer. Ese que está ahí, cuando vino ayer con la otra, le daba whisky y todo lo que ella pidiera y hoy que está con la mujer apenas la invita a agua y crispetas. Cuando estaba con la otra, bailaba para que lo vieran e iban bien abrazaditos y ahora con la mujer, ella va adelante y él va atrás”.
Más de una esposa celosa se toma el comentario en serio. ‘Chupeta’ ha visto como han levantado a carterazos a varios caballeros por culpa de su imprudencia. Sin embargo, los que le conocen saben que eso simplemente forma parte de su estilo.
Su desparpajo para hablar le ha generado líos. En una ocasión, mientras le hacía propaganda a un político, se le subieron los tragos a la cabeza y comenzó a decir una retahíla que se hizo famosa y lo puso en aprietos.
Se trataba de la candidatura a la Gobernación de Córdoba de Mario Prada, un paisa residente en el municipio de Valencia, tierra que para la época estaba estigmatizada como cuna de las autodefensas en Córdoba.
En medio del bullicio de la corraleja y abriéndose espacio entre la multitud enardecida, empezó a gritar “Mario pra- pra- pra- pra- Prada, marica el que no vote por Mario pra- pra- pra- porque lo vamos es a encender a plomo”. Su comentario fue interpretado como una onomatopeya a las armas de fuego.
Después del guayabo, porque todo el mundo le brinda licor mientras da varias vueltas en la estructura de madera, se dio cuenta que había cometido un error. Muchos estarían pensando que le había dicho ‘paraco’ al candidato. Sintió miedo y decidió esconderse en su casa.
A partir de ese momento, los enemigos políticos de Prada utilizaban esa frase como ‘caballo de batalla’ para desprestigiarlo y eso aumentó la angustia del autor intelectual de la misma.
Se rumoró en Montería que había sido amenazado y que varios hombres armados lo habían subido a una camioneta burbuja, la más sofisticada para la época, para advertirle que si volvía a hacer algo así, no iba a vivir para repetirlo. Sin embargo, él lo desmiente.
“Afortunadamente no me pasó nada y a los cuatro días me pude encontrar con Mario en Planeta Rica. Yo le dije ‘hombe’ compadre lo que pasó fue que a mí se me olvidó su apellido y por eso dije Mario pra- pra- pra- Prada, pero no fue por nada malo”, comenta riéndose al recordar aquella situación.

Su damita de hierro
Junto a él siempre está su compañera de mil batallas, Yomaira Nieves, su damita de hierro, como le dice cariñosamente. Se conocieron hace 20 años en San Pelayo. Había llegado a ese municipio cordobés para trabajar haciendo reír a los asistentes a un baile popular o K-Z.
El amor fue tan fuerte que solo bastaron tres días de noviazgo para proponerle que se fueran a vivir juntos. Y sin pensarlo dos veces así fue. El paso del tiempo los llevó a consolidar un hogar que se fortaleció con la llegada de dos hijos: Sebastián, de 17 años, y Celeste, de 16. Ambos están en el último año de bachillerato.
“Estoy muy agradecido con la vida por permitirme trabajar como payaso por más de 25 años y poder sacar adelante a mis hijos, con la ayuda de mi mujer. Yo con mis 40 años aún tengo energía para seguir con esta labor. Por mi madre que todavía tienen Chupeta para rato», dice mientras saluda a otro muchacho que va caminando, con los pies empolvados, por la calle destapada.
El sol se va escondiendo y le da paso a la tarde oscura. La alegría del payaso que saluda con entusiasmo, se transforma en la seriedad de un hombre que tiene un reto frente a sus ojos: pagar la universidad de sus hijos
Sigue sentado en la misma mecedora, pero esta vez se mueve con menos bríos. Mira una y otra vez su celular, de baja gama, esperando la llamada de todos los días. Por fin timbra el teléfono y entonces vuelve a ser el mismo de antes. Ni el cansancio, ni el calor incesante que hace en Montería le quitan el entusiasmo que siente para salir a hacer su trabajo.
Se para rápidamente, sonríe, saluda una, dos y tres veces más y grita ¡Por mi madre! Eleva una mirada al infinito, agradece a Dios y entra al hogar, que ha logrado construir con amor, para pintar sus cejas de blanco y la punta de su nariz de rojo.

Un comentario sobre «¡Por mi madre que sí!, la frase que hizo popular al payaso ‘Chupeta’»

  1. El popular Chupeta un personaje del barrio Botaven en el municipio de Cerete. Por mi madre que con su eatilo jocoso coadyuvó a mitigar los problemas sociales de este sector.

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