Los cementerios, la riqueza sacramental que nadie recuerda

Los cementerios, la riqueza sacramental que nadie recuerda

Aunque para muchos la muerte es sinónimo de descanso y tranquilidad, y el paso a una mejor vida, para los creyentes y cristianos, lo cierto es que el estado de algunos de los camposantos de la ciudad de Montería, no son precisamente un escenario de paz espiritual, pues el interior y exterior de muchos de ellos es verdaderamente desconsolador. La maleza y las basuras parecen apoderarse poco a poco de estos sitios donde reposan los restos de lo que alguna vez fueron seres humanos, y que ahora son solo vestigios olvidados.

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Uno de los más visiblemente afectados por el abandono es el cementerio ubicado en el barrio Mogambo en donde varios sectores del mismo están invadidos por la maleza que crece de manera desmedida, dejando ‘sepultadas’ muchas de las lápidas que allí se encuentran, como si los muertos enterrados en este lugar, no pertenecieran a nadie.

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Otro de los camposantos que parece no tener dolientes es el ubicado en el barrio Juan XIII, en la margen izquierda de la ciudad, en el que se puede observar a simple vista el gran deterioro de muchas de sus tumbas que por su pésimo estado parecen basureros.

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Los escombros son los amos y señores que reinan en estos espacios que según la Resolución número 1447 de 2009, por la cual se reglamenta la prestación de los servicios de cementerios, inhumación, exhumación y cremación de los cadáveres en nuestro país, en su capítulo II, en el artículo 7, asegura que «Las condiciones sanitarias, suministro de agua, vertimientos y Emisiones atmosféricas y condiciones sanitarias permanentes de los cementerios es obligación de los propietarios y/o administradores de los mismos y es su deber mantener higiénicamente las áreas que comprendan estos y asegurar el control de criaderos de los vectores, con el propósito de evitar las enfermedades de importancia en salud pública». dice la ley.

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De acuerdo a la investigación realizada por La lengua Caribe,el este cementerio ubicado en el barrio Juan XXII incumple por lo menos con tres de las normas establecidas para su funcionamiento, pues se encuentra ubicado en un lugar poco visible, sin la debida señalización necesaria y muy cercano a las viviendas del sector, contrario a lo que exige la ley respecto a estos espacios que en su artículo 12° que habla sobre los Terrenos para la localización de los cementerios: «El terreno para la localización de los cementerios debe ubicarse alejados de industrias o actividades comerciales que produzcan olores desagradables o cualquier otro tipo de contaminación. Igualmente, deben estar aislados de focos de insalubridad y separados de viviendas, conjuntos residenciales y recreacionales, botaderos a cielo abierto, rellenos sanitarios, plantas de beneficio, plazas de mercado y colegios, cumpliendo con lo establecido en el respectivo Plan de Ordenamiento Territorial – POT – del municipio».

!!!El cementerio de la calle 29, que tiene una junta administradora y es tal vez el más antiguo y más organizado de los antiguos osarios de la ciudad, tampoco esta exento de los inescrupulosos que utilizan sus instalaciones como lienzo con el pretexto de ‘inmortalizar’ su arte grafitero, profanando estos espacios santos a los que visiblemente les falta vigilancia policial.

cem11Algunas bóvedas parecen haber sido profanadas bruscamente, otras tumbas parecen haber sido deterioradas por las aguas lluvias, ante el abandono de estos sitios que aunque tiene administración, no cumplen con los requisitos exigidos por la ley para su funcionamiento. Respecto a esto la ley dice que «los cementerios no podrán ser localizados en terrenos inundables o que reciban aguas drenadas de terrenos más altos y contaran con la protección necesaria mediante defensas para evitar inundaciones y derrumbes. Tampoco podrán ser construidos en terrenos rellenos con basuras que puedan causar problemas sanitarios y ambientales: contarán con vías de acceso en condiciones transitables.

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