Hoy Manuel Torrente como todos los años en el segundo día del mes de noviembre visita en el Cementerio del barrio P-5 a sus padres Alicia Lozano difunta hace tres años y Emilio Torrente fallecido hace cinco. Para la iglesia católica y muchos colombianos este día es para recordar y orar por los difuntos, en especial por los más recientes que se consideran en un estado de purgatorio.
Dos flores en mano, bien vestido para la ocasión, gesto serio y reflexivo, Manuel Torrente viene desde el Barrio el Dorado para el cementerio del P-5 con el único fin de recordar a sus padres y orar por ellos en este día especial para él y muchos. Y es que la tradición se conserva como respondió don Manuel en cortas palabras ante la pregunta sobre si esta costumbre no caducaba: “usted puede ver cómo está el cementerio de congestionado”. Esta práctica lleva años arraigada en la iglesia católica y por consiguiente en nuestra cultura, por esto hoy se da la migración de personas a lugares santos que en la fecha celebran eucaristías especiales.
La imagen se repite, decenas de personas entran a los cementerios y oratorios de la ciudad, con flores, cartas y pequeños detalles, que llevan a sus difuntos. Caras tristes y lágrimas hacen presencia también, pero al final del día la satisfacción de visitar y orar por aquellas personas que en vida fueron sus seres queridos. Entre las opiniones de varios colombianos un día que hace parte del duelo de perder a un ser querido.