Por: Héctor A. Enríquez López
Se jugó el primer duelo de las semifinales de la Liga Águila 2. Fueron dos partidos flojos, aburridos, típicos de un fútbol que día tras día muta hacia lo que tácticamente puedan ejecutar los jugadores basado en la interpretación y el planteamiento que desde el banco técnico se dictamine. Se ha reducido el talento y empieza a predominar la disciplina en cancha.
En los dos partidos se pudo apreciar la enorme falta de magia, hay pocos chispazos, pero contrario a eso se cuenta con 22 obreros, jugadores dispuestos a obedecer a su entrenador sin arriesgar algo más allá de las peticiones del mismo, jugadores sin intención de mostrar rebeldía con una gambeta, con una genialidad, con algo diferente.
Los duelos vistos entre el 7 y 8 de diciembre fueron emocionantes para los hinchas de las cuatro escuadras involucradas. Equipos lentos en la transición, con temor de atacar y con nóminas limitadas no quisieron hacerse mucho daño.
En Bogotá Santa Fe mostró que es un equipo muy diferente al que hace un año conquistara la Copa Sudamericana, juega a no perder y efectivamente no pierde pero tampoco convence, no enamora y sencillamente es resultadista. Ha demostrado hasta la saciedad porqué salió eliminado en el primer compromiso de la defensa de su título sudamericano, es un equipo que no desequilibra y con mucho respeto hacia el trabajo de Costas, hacia los hinchas cardenales y hacia los aficionados al fútbol, es vergonzoso no ganar en su propia casa a un equipo más que muleto de Atlético Nacional.
El equipo verde de Antioquia presentó en el Campín una nómina muy ligera, la cual juega bien pero se cuelga físicamente (ya lo había demostrado frente a Millonarios en el mismo escenario), un equipo parejo para el nivel del fútbol colombiano que jugó a no perder y tampoco perdió. Se nota que es un equipo no titular.
En la otra llave se pudo ver un partido soso, muy pausado y pesado, con escuadras tácticamente aplicadas pero sin espectáculo. Un Deportes Tolima ceñido a su libreto, con más intención que talento y pensando en cerrar de manera gloriosa el ciclo de Alberto Gamero. Sin llegadas claras, luchando sin ideas y con un Ángelo Rodríguez siendo fiel, reflejo de la actualidad del cuadro “pijao”, atropellando sin técnica latente.
Por el cuadro Atlético Bucaramanga hay que decir que no fueron el comodín de estas series de eliminación directa como muchos pensaron, hoy son el equipo sorpresa del Fútbol Profesional Colombiano, un equipo con una nómina liviana al que muchos desahuciaron después de recibir siete goles en Medellín y que se creyó caerían nuevamente a la segunda categoría.
Está demostrando con amor propio, con pundonor, con hambre de gloria y con efectividad que se pueden lograr los sueños; el cuadro “leopardo” es a hoy el más cercano a la final de la Liga Águila, esto apoyado en el trabajo táctico y en la experiencia de hombres como Bava y Guevgeozián, los cuales nunca se confían. Hoy manifiesto mi admiración y felicito a este luchador cuadro felino que debe ratificar en Ibagué la espectacular campaña realizada llegando hasta la final de la liga.
Para resaltar tres hechos:
- Uno, el roce de palabras entre Bonilla y Jonathan Gómez en Bogotá, horrible que se presenten estas situaciones previas y posteriores a un gol.
- Dos, el gol de Atlético Bucaramanga, reclamado por el equipo Ibaguereño como falta al juego limpio, es hora de acabar con la marrullería en el fútbol, ya hay que parar esa fea maña de parar el juego cada vez que un jugador decide tirarse al gramado sin sufrir dolencias o lesiones, no más con eso.
- Tres, el balón, este nuevo modelo de balón Golty me recordó las bombas infladas con helio que se usan en las piñatas infantiles, feo balón y de difícil comportamiento, no es bueno por parte de la Dimayor aplicar el cambio de pelota en la instancia definitiva del campeonato, debieron estrenarlo en el nuevo año.
PD: No más agresiones por parte de hinchas hacia semejantes, vivamos el fútbol en paz. #NoMásViolenciaEnElFútbol