El presente del volante colombiano James Rodríguez en el Real Madrid no es el mejor, recurrentemente el entrenador francés Zinedine Zidane no lo tiene en cuenta y escoge por encima de él a otros jugadores, tal y como sucedió en el clásico frente a Barcelona el pasado fin de semana en el que alineó a Asensio y Mariano.
Tras la euforia del gol de Sergio Ramos en el minuto 90, que firmó el empate a un gol en el clásico más importante del mundo, el club “merengue” regreso a Madrid hablando del agónico empate, la actuación del arbitraje y hasta los planes para esa noche. Todos tenían cita con sus parejas, amigos y hasta para relajarse por la presión del juego.
Sin embargo, James no hizo planes, el plantel llegó a Valdebebas para recoger los automóviles de los jugadores, pero el colombiano a las 10:30 de la noche pidió ropa de entrenamiento y se quedó solitario ejercitándose en una sesión individual, sin luces, ni auxiliares, sin testigos; a lo Santiago Muñez en la película “Gol” cuando este pasaba por sus peores momentos en el club.
Y es que esta es su forma de demostrar que no quiere bajar los brazos, James es un jugador de 75 millones de euros, figura en el pasado Mundial de Brasil 2014, y sin duda un deportista que no quiere aceptar un destino que para muchos ya está sellado.
Con este gesto, James Rodríguez quiere demostrar lo que vale, su rebeldía de una sesión solitaria de entrenamiento en la helada y lluviosa noche madrileña dejó ver a los altos mandos del Real que es un futbolista competitivo, que quiere luchar por jugar y a diferencia de muchos que solo tirarían la toalla y se irían a otro equipo donde si lo dejen jugar, James optó este sábado por todo lo contrario, luchar por mantenerse en el sueño que tanto le costó cumplir.