Bastante tiempo se tomó el gobernador de Córdoba, Edwin Besaile, para escoger a los miembros de su gabinete. Sin embargo, dos de ellos han salido de manera intempestiva, salpicados por líos con los organos de control y vigilancia.
El primero de ellos fue el secretario de Hacienda, Boris Zapata, quien era recomendado del representante a la Cámara Raymundo Méndez Bechara.
El titular de esa cartera fue sancionado por la Contraloría General de la Nación y eso provocó su renuncia irrevocable, pues se convertía en un problema mayúsculo para el mandatario.
“Es un buen funcionario, eficiente y conocedor de los temas de hacienda pública”, declaró Besaile, quien lamentó la salida intempestiva del funcionario., a quien le habían dado un premio de ‘consolación’ luego de ser derrotado en la pasada contienda por la Asamblea de Córdoba.
El segundo escándalo se presentó con la titular de la cartera de Turismo, Laura Patricia Gutiérrez, quien en un fallo de primera instancia fue destituida e inhabilitada por 12 años por la Procuraduría General de la Nación., aduciendo que utilizó un diploma falso para posesionarse en el cargo.
Las pruebas de la Procuraduría permitieron establecer que la funcionaria presentó un diploma de Comunicación Social con énfasis en Comunicación Organizacional con datos inexactos o documentación con contenidos que no corresponden a la realidad.
La falta fue calificada como gravísima, a título de dolo, pues Gutiérrez Támara aportó el documento pese a que conocía que el documento tenía inconsistencias.
La directora de Turismo trabajó duramente en la campaña del Gobernador y se podría decir que es cuota directa del mandatario y de la esposa del senador Musa Besaile, Milena de Besaile, con quien las une una entrañable amistad.