Cispatá, una de las bahías más sostenibles de Colombia, con un área de 14 mil hectáreas manglares, se ha convertido en una de las más conservadas de la costa Caribe gracias a los trabajos que adelantan los municipios de San Antero, Lorica, San Bernardo del Viento y otras 15 organizaciones de mangleros y pescadores, quienes desde el 2012 trabajan en la restauración de la bahía de Cispatá a través de la reforestación del mangle, el cambio de comportamientos de la población y el desarrollo de planes de uso y manejo sostenible.
A pesar de que Colombia es uno de los cinco países de Latinoamérica que concentra la mayor cantidad de manglares con unas 273.000 hectáreas contadas a la fecha, la situación es preocupante: se estima que, desde 1960, el país ha perdido el 57 por ciento de su cobertura de manglar.
Es por esto, que San antero, San Bernardo del Viento, Lorica y diferentes organizaciones que, conscientes de la importancia de este ecosistema, se han dado a la tarea, en los últimos años, de trabajar por su sostenibilidad. Conservando el Caimán de Aguja, especie en peligro de extinción, las playas de Arena Blanca y las playas el Nisperal, Upos, Punta Calao, Grau, Bello y Porvenir; los Caños Navios, Lobo, Salado, Palermo, Ostión, la Flotante, la Guerrero, Remedia Pobre, la Seca y la Angostura, y por supuesto trabajan en las ciénegas de Navios, la Zona, Soledad donde se practica la pesca.
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Atractivo de la bahía
En Cispatá encontramos el Islote la Punta del Terraplén, donde en épocas de invierno se pueden apreciar la salida de Delfines Grises y Negros. En Caño las “Cagá” y de “Galo” se pueden ver como se recogen las distintas Aves para dormir, existe una variedad de peces, Mariscos, cultivos de Ostras, Sábalo, Robalo, Chipichipi, Almeja, Jaiba, etc.