¿Cuánto cuesta la pinta de Erasmo Zuleta?

Aunque muchos monterianos solo conocían a Erasmo Zuleta como un miembro de la familia Bechara, hoy su imagen, por ser gobernador de Córdoba, es popular y de registro mediático permanente.

Este joven de 34 años de edad es oriundo de la ciudad de Montería y miembro, como ya se dijo, de una familia reconocida, tradicional y altamente adinerada de la región.

Desde la campaña política los cordobeses se acostumbraron a ver al gobernador actual usar una particular forma de vestir que dista del estereotipo de sus colegas.

La ropa del gobernador se ve simple: una camiseta blanca, un jeans azul y tenis vestidores.

Sin embargo, este tipo de outfit es una forma de vestir, no tan común, denominada “lujo silencio”, en la que se destaca el acceso a prendas de excelente calidad sin caer en el vicio de la ostentación, donde la exclusividad se encuentra atada a la discreción, por consiguiente, las marcas impresas y los logos expuestos, sobran. Así entonces, esta estética es paradigma de la forma de vestir de los ricos de verdad y es apreciada sólo por aquellos estudiosos de la moda.

Pero, ¿cuánto vale la pinta que usa Erasmo Zuleta?

En primer lugar, el gobernador usa un jean clásico original marca Diesel Industry, cuyo valor es de $614.000 COP.

Usa zapatos deportivos entre Nike Air Max 270 Premium Leather, con precio de $585.000 COP, y Cloudnova, con valores de y $1.354.500 COP.

En cuando a la camiseta, prenda principal que caracteriza el estilo Silent Luxury, tiene un costo en el mercado nacional importado de $200.000 COP.

De esta forma, el outfit del gobernador tiene un valor que supera los $ 2 millones de pesos colombiano (COP).

La pinta de Erasmo Zuleta mas que representar una forma de vestir, representa un estilo de vida y un estado de ánimo que se ve trasladada a la administración departamental dotándola de un aire pulcro, simple, innovador, fresco, moderno, neutral, revolucionario, alejado de las camisas de lino bordadas con la palabra “gobernador” que usaban mandatarios anteriores como semiología de poder y autoridad, de barrera entre gobernante y ciudadano.