Yesica Ramos Ortiz subió a toda prisa a la buseta de placas QHK 875. Llevaba entre su brazos a su más preciado tesoro: su hija de dos meses de nacida Beianis Sofía Izquierdo Ramos.
Junto a ella estaba Heinys Ramos, hermana de Yesica, quien hacía esfuerzos para evitar que la bebé se mojara con la pertinaz llovizna que ese martes caía sobre la capital monteriana.
La habían traído a una cita de control médico. Allí habían recibido buenas noticias por parte del profesional de la medicina, quien la había valorado y había destacado su buen desarrollo.
Justamente frente al barrio Villa Sorrento abordaron la buseta que había salido minutos antes del terminal de transportes de Montería. Fueron las últimas en subir al vehículo.
Su destino final era Lorica, su tierra natal. Sin embargo, habían transcurrido pocos minutos cuando la buseta perdió el control y terminó estrellada contra un árbol a la orilla del camino.
Los gritos aterradores de los pasajeros hicieron que Yesica sostuviera con mayor fuerza el frágil cuerpo de su hija recién nacida, pero en fracción de segundos la frazada con la que la protegía escapó de sus manos.
Gravemente heridas
Ni el fuerte golpe sufrido por la madre de la menor hizo que esta abandonara la esperanza de agarrarla de nuevo. La intentó buscar entre los hierros retorcidos, pero sus fuerzas se esfumaron poco a poco.
Ella fue trasladada gravemente herida a la Clínica de Traumas y Fracturas de Montería, donde aún permanece. También llevaron a la recién nacida, pero esta llegó sin signos vitales.
En otra ambulancia movilizaron a Heinys, la tía de la menor. Ella es una de las personas que se encuentra en grave estado de salud y por ello tuvo que ser internada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Asistencial.
Beianis es una de las cinco víctimas que dejó el accidente de la buseta, afiliada a la empresa Sotracor, que cubría la ruta Montería- Lorica y en la que además 13 personas resultaron heridas, la misma que abordaron de últimas y que nunca las llevó a su destino final.