En un contexto de intensas críticas y dudas sobre la legitimidad de la elección de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, debido a la ausencia de actas electorales que confirmen su triunfo, el prelado español Alberto Ortega Martín formalizó su posición como nuncio apostólico en Venezuela.
Durante una ceremonia oficial en el salón Sol del Perú, Ortega Martín, junto a Ignazio Ceffalia, presentó las cartas que lo certifican como representante diplomático del Vaticano.
A la ceremonia asistieron figuras como Yván Gil y Cilia Flores, pero se notó la ausencia de miembros del Episcopado venezolano, quienes han sido vocales en su demanda por claridad en los resultados electorales desde el día siguiente a las elecciones.
Los medios estatales venezolanos, como VTV y Telesur, han interpretado este evento como el inicio de una renovada relación de trabajo entre Venezuela y el Vaticano, destacando la importancia del respeto a la autodeterminación.
No obstante, ni la nunciatura ni la Conferencia Episcopal han emitido una declaración oficial al respecto.
El mensaje más reciente de los líderes eclesiásticos condena la violencia en protestas públicas y la participación de civiles armados junto a la policía, así como las limitaciones a la libertad de expresión, detenciones arbitrarias y encarcelamientos sin juicio justo, algunos afectando a menores de edad.