Un extraño caso protagoniza una mujer que se considera ‘ecosexual’ y está enamorada de un árbol, ella vive en la isla de Vancouver, Columbia Británica, en Canadá,
La mujer se llama Sonja Semyonova y relató cómo es su relación con la naturaleza, particularmente con un árbol del que se enamoró porque sintió ‘una atracción’, lo descrbe como si hubiera sido un flechazo.
«La sensación de ser pequeñita y sostenida por algo tan sólido, la sensación de no poder caer. Había estado anhelando esa oleada de energía erótica que viene cuando conoces a una nueva pareja», explicó en una entrevista.
Además contó que se mudó en 2020 a la isla de Vancouver en Columbia Británica y allí, durante la pandemia, salía diariamente a hacer algunos paseos. Hasta que se sintió movilizada por la naturaleza.
El roble está frente a su casa y pasaba cotidianamente por allí, hasta que de pronto en el verano de 2021 comenzó a sentir cierta atracción con este árbol puntual. Según ella, empezó a tener experiencias «eróticas».
«Estuve caminando por un sendero cerca del árbol cinco días a la semana durante todo el invierno. Noté una conexión con el árbol. Había un erotismo con algo tan grande y tan viejo que me sujetaba», reveló.
A diferencia de lo que muchos podrían creer, este vínculo no llega a lo físico. Es por eso que Sonya lo diferencia de lo que puede ser una relación entre humanos. «Un gran error es pensar que la ecosexualidad significa sexo entre las personas y la naturaleza, es una forma diferente de explorar lo erótico», explicó.
Es de resaltar que, el movimiento ecosexual es un férreo defensor del activismo, de lo natural. No está dirigido a lo sexual, sino a lo sensorial. Esa es la explicación de quienes lo experimentan.
Con información de Mundo Deportivo