Lo cierto es que para este hombre no aplicó aquel dicho que dice “al que madruga Dios le ayuda, pues madrugó a comprar leche, arepas y huevos frescos para el desayuno y fue víctima de robo en el barrio Campoamor de Medellín.
Mientras el hombre esperaba pacientemente la apertura del establecimiento, el cansancio se apoderó de él y no pudo resistir el sueño, por lo que los amigos de lo ajeno aprovecharon.
Un ladrón se percató de lo que estaba sucediendo y se llevó sigilosamente su bicicleta.
El desconcertado hombre, atónito por lo sucedido, salió corriendo detrás del ladrón para recuperar su bicicleta, pero lastimosamente no lo logró.