Concejal de Cereté, Alejandro Otero, cae en combate por tomar ‘perro con perro’

Concejal de Cereté, Alejandro Otero, cae en combate por tomar ‘perro con perro’

El día en que Alejandro Otero Diaz, concejal de Cereté, lo encontró su esposa con la amante, llegaba en estado de embriaguez de una celebración en el corregimiento de Rabolargo.

Eran las 7:00 de la mañana del día sábado 13 de febrero, pero parecía más tarde, pues en esta época del año el sol a tempranas horas muestra sus ardientes rayos, cuando Alejo, como cariñosamente lo llaman sus amigos, salió de su casa ubicada en el conocido barrio La Candelaria del municipio de Cereté; estaba impecablemente vestido, con ropa limpia que su mujer le había planchado y un tapaboca de flores que le combinaba con su colorida camisa y su pantalón de dril blanco. No desayunó, se le había hecho tarde, eso dedujo su esposa ante el continúo ringtone del celular que anunciaba una insistente llamada.

A Rabolargo, el honorable concejal Otero llegó pasada las 10:00 de la mañana, descendió de su vehículo con un sombrero vueltiao con líneas de colores, lo acompañaba una bella y joven mujer. Allí era esperado por varios de sus familiares y amigos, con chicharrón y una picada de bollo de maíz con bola de queso ‘amasá’.

Después del suculento desayuno, uno de los anfitriones apareció con la primera de las 10 botellas que consumirían de forma desaforada de la popularizada bebida etílica apodada “Perro con Perro”. Los tragos eran armonizados al compás de vallenatos clásicos y música de banda, que ‘guapirreaba’ el concejal como expresión de alegría ante inigualables compañías. La música autentica, expresión de la región caribe y sabanera, era interrumpida por uno que otro reguetón que, solicitada la joven, bella y alegre mujer, quien es maestra en el municipio de Canalete y que acompañaba al cabildante.

La parranda culminó hasta despuntar la tarde, cuando la luna empezaba hacer su aparición.

El licor había surtidos efectos y causados estragos en la humanidad del concejal cereteano, por lo que sus amigos de forma responsable le sugirieron, con el fin de evitar un escándalo por conducir en estado de alicoramiento, que no debía regresarse a su casa manejando su propio vehículo.  Le aconsejaron que un “muchacho del pueblo” que sabía “manejar” lo podía llevar. El concejal, no hizo oposición y apenas pudo asentir con su cabeza tal ofrecimiento.

Lucho, lo llamaremos así para protegen su identidad y su derecho al trabajo ante futuras contrataciones de sus servicios, fue el conductor elegido, tomó el timón del vehículo y se dispuso alegremente a llevar al concejal, quien, por su parte, se acomodó junto con la mujer en el asiento trasero del automóvil.

Rumbo a Cereté, Lucho no había transitado más de un kilómetro de distancia, cuando el ronquido de los acompañantes, lo alertara de que estos habían sucumbido al cansancio y se habían entregado a los brazos de Morfeo.  No alcanzó a cruzar palabras con la casual compañía.

El conductor elegido, que sabía dónde vivía el concejal, pues había votado por él en las pasadas elecciones, no dudó en llevarlo hasta su morada junto con la mujer que lo acompañaba. Metió el carro al garaje, pues le pareció que esa eran las indicaciones del concejal, que le burbujeada y hacía señas con la mano; lo dejó, entonces, en el interior de vehículo para que continuara durmiendo en brazos de la hermosa mujer que el casual conductor suponía que era su esposa.

No había trascurrido más de media hora, cuando la verdadera esposa de Alejandro Otero Diaz, se percata de la llegada de su amado y al no verlo en el interior de su habitación, como acostumbraba hacer cuando llegaba, se dirige al garaje y se asoma para ver en el interior del vehículo, observando, vaya sorpresa, la cachonesca escena de infidelidad.

A Lucho, nadie le advierte que la mujer que acompañaba al concejal no era su esposa ni que debía dejarla en un lugar distinto. Hoy Lucho solo alcanza a decir, sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas, y le aconseja al concejal dejar el “Perro con Perro”.   

Por su parte, el concejal Alejo Otero, busca darle una explicación creíble a su esposa.