“Gracias por todo señores dragoneantes, les suplico me perdonen”, esto se puede leer en una carta que dejó un recluso de la Cárcel Bellavista en Bello antes de fugarse de prisión el pasado 1 de abril, domingo de resurrección.
José Edilberto Muñoz Echavarría, un recluso sentenciado a 13 años de prisión por abusar sexualmente de una menor de edad, de los cuales ya pagó nueve, se fugó de una granja ubicada en el interior de la Cárcel Nacional Bellavista del Distrito Judicial de Medellín.
El hombre, que ingresó el 14 de noviembre de 2009, había cumplido 9 años de la condena y estaba en fase de “mediana seguridad”.
Jorge Carmona, defensor de Derechos Humanos de los reclusos en Antioquia, afirmó que el preso “lo estaba haciendo bien” y sostuvo que una persona que está en fase de mediana y mínima seguridad “son reclusos próximos a salir en libertad y que se han ganado la confianza para estar allí” y que “difícilmente se vuelan”.
Sin embargo Carmona indicó que una de las razones por las que Muñoz Chavarría se habría escapado de la cárcel tiene que ver con un proceso judicial que menciona en la carta que dejó de despedida.
Según el interno, se habría iniciado un proceso en su contra, el cual podría otorgarle 20 años más de prisión no obstante Carmona desconoce ese proceso “en la carta manifiesta que se va porque le van a notificar una condena de 20 años y toma la decisión de volarse de la cárcel”.
Según el Código Penitenciario y Carcelario la fase de mediana seguridad es un tratamiento penitenciario que se le da al recluso que cumpla con varios requisitos de buen comportamiento.
Entre los beneficios está un período ‘semiabierto’, en el que se permiten hasta salidas de 72 horas. Según el defensor Carmona, Muñoz “ya había accedido a ese beneficio”. Entre los requisitos está haber trabajado, enseñado o estudiado durante el tiempo de reclusión. “Estas son actividades que hacen los presos de más confianza para descontar tiempo de su pena”
Muñoz Chavarria trabajaba desde hace tiempo en la granja dentro del complejo carcelario. Ahí hacía labores relacionadas con la porcicultura.
Además, de ser recapturado, habría que sumarle el proceso por la fuga del centro carcelario enfrentando la posibilidad de otra condena que podría de más de seis a ocho años, dependiendo de la decisión del juez.