Las autoridades descubrieron el modus operandi de peligrosos delincuentes dedicados a la venta de drogas alucinógenas a menos de 200 metros, en las afueras de dos colegios de Bogotá.
Luego de seis meses de seguimiento y tras la denuncia de un padre de familia cuyo hijo cayó en el mundo de las drogas, la Policía pudo establecer que la olla funcionaba en la localidad de Kennedy, y que los expendedores utilizaban buses y taxis escolares para la distribución de los alucinógenos por lo que pasaban casi que inadvertidos ante las autoridades y los mismos profesores, convirtiéndose en la segunda olla más «importante» ya que generaba más riesgo de consumo entre los estudiantes, después de la olla del sector Rafael Uribe Uribe.
“La sorpresa fue que utilizaban vehículos de rutas escolares y taxis para transportar el estupefaciente de un lugar a otro, eso fue lo que nos causó más indignación”, reveló el mayor Luis Miguel Morales, de la Policía de Infancia y Adolescencia.
Luego del seguimiento y de la puesta en marcha de un operativo las autoridades capturaron a tres personas que deberán responder por los delitos de tráfico de estupefacientes, concierto para delinquir e incitación a menores de edad.