Lo bueno y lo feo del 41 Festival Nacional del Porro en San Pelayo

Lo bueno y lo feo del 41 Festival Nacional del Porro en San Pelayo

La versión número 41 del Festival Nacional del Porro ha sido una de las mejores de los últimos años. Hubo organización, pagaron a tiempo los premios, no hubo muertos en accidentes de tránsito, no se registraron riñas, hubo organización en los desfiles entre otros múltiples cambios. Sin embargo, hubo notas disonantes como el prolongado apagón que dejó a oscuras a la localidad.

Había mucha incredulidad con relación al evento que en los últimos años se había convertido en todo un fiasco, hasta el punto que los músicos habían manifestado su decisión de no participar porque después les tocaba hacer el papel de ‘Chepitos’ para que les pudieran pagar el premio.

Los participantes en el certamen folclórico destacaron la organización desde la noche previa al alba. Mientras que en años anteriores, solo había la opción de amanecer en la caseta privada, en esta oportunidad había eventos para todos los gustos, especialmente para los amantes de la música de banda. Mientras en un lado, tocaban reconocidos músicos, en el otro había bandas animando la noche para esperar el alba.

Hubo espectáculos diferentes como el desfile de Aguadoritas, mediante el cual se pretende incentivar el amor por los bailes tradicionales desde temprana edad. Fue colorido y muy organizado para que pudiera ser apreciado por propios y visitantes.

Los premios fueron entregados en la misma tarima. Las bandas ganadoras se fueron con la plata en el bolsillo, hecho que seguramente incrementará la participación de mayor número de bandas para el próximo año. La reina de las bandas ganó 11 millones de pesos.

La alcaldesa de la localidad, María Alejandra Forero, hizo un balance positivo del evento folclórico y cumplió lo que habría prometido de hacerlo, teniendo en cuenta el querer de la gente.

Otro de los lugares comunes del Festival del Porro es que siempre había muertos en accidentes de tránsito. Sin embargo, esta vez el fuerte dispositivo de las autoridades y la conciencia que ha ido creando el público para no conducir en estado de embriaguez, ayudaron a llevar esos índices a cero.

Se destaca además el papel cumplido por el jefe de prensa, Barney Berrocal, quien en tiempo real entregaba a los representantes de los medios de comunicación las posiciones de las bandas en la noche de premiación y durante todo el evento.

Lo mejor, a juicio de varios medios de comunicación, fue la decisión de los directivos de escoger al periodista Augusto Amador Soto para acompañar la transmisión que hizo el canal regional Telecaribe. Fue atinado, sereno, profesional y sobre todo versado en el tema.

Lo feo

En términos general fue un buen festival, pero hubo algunos hechos que escaparon al resorte de los miembros de la junta y que los obligaron a diseñar planes de contingencia para garantizar el éxito del Festival.

Dentro de este listado se ubica el prolongado apagón que según Electricaribe se originó por un daño en las redes. Fue tal la demora que si no hubieran tenido plantas eléctricas de emergencias, la cosa hubiera resultado un fracaso.

Como se recordará fue necesario suspender una de las rondas del concurso de bandas porque el complejo cultural estaba sin energía.

Lo feo también fue la falta de apoyo de algunas industrias y empresas que se lucran con el festival como la de cervezas, con lo cual dieron una lectura negativa de su razón de ser.

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