El Pital, el pozo que sacia la sed en Planeta Rica

El Pital, el pozo que sacia la sed en Planeta Rica

Por Lina Marzola Martínez.

Cascos adornados con herraduras producen un peculiar sonido que, acompañado de una voz, da aviso a los habitantes de “La ciudad bella y cordial” que un preciado líquido está a punto de pasar por sus casas.

Planeta Rica, Córdoba, es un pueblo de acueducto insuficiente, en donde sus habitantes recurren a los vendedores ambulantes, que se trasladan en coches arreados por caballos, para obtener la sustancia dada por la naturaleza.

En las calles del poblado partes de excrementos, ya disecados por el paso del tiempo, pueden ser utilizados como una guía para llegar al famoso Pital, lugar que queda ubicado a pocas cuadras del parque principal y en donde se evidencia la peculiar actividad.

En un sector del barrio La Inmaculada durante mucho tiempo los planetarricenses se abastecieron y siguen abasteciéndose del agua que brota de El Pital, ya que muchos de sus habitantes no tienen otra manera de conseguir el agua potable utilizada para el consumo.

Indumentaria especial

Alrededor de esta mina dada por Dios, se ubican los vendedores con sus respectivos caballos, cuadrúpedos que son domados y equipados con una indumentaria artesanal. En el lomo del animal los hombres ubican un ropón, una almohadilla y una silla de montar, el horcate está hecho de madera y la collera de neumático reciclado, ambos ubicados en el cuello de la bestia.

Los mismos vendedores se encargan de armar el carro de varas, ubicando en la parte trasera del carruaje dos tanques grandes en forma vertical, en la parte superior realizan como especie de una boquilla, esta misma es por donde ingresan los tubos que se encargan de succionar el líquido que va de los posos hacia los tanques.

En las patas de los animales y en los pies de hombres, niños y mujeres que se encuentran en el lugar, corre el agua que botan mientras se llenan los recipientes, esta misma que se mezcla con el orín y el estiércol. El olor en el lugar no pasa desapercibido ya que el atenuante sol hace que los trabajadores y caballos suden y el asfalto evapore aromas desagradables para cualquier olfato.

Cuando ya han cargado los tanques, se montan en el coche y con un látigo azotan al animal para iniciar su recorrido por la ciudad. Algunos hombres llevan consigo a menores de edad que ayudan a despachar y pretenden ganar algo de dinero para llevar a sus casas.

¡Agua..agua!

Mientras hacen el recorrido gritan “agua, agua, agua” y los pobladores al escuchar el llamado corren y gritan al vendedor antes de que este se pase y se queden sin nada.

Atezan la rienda para frenar su distintivo medio de transporte, sueltan una manguera improvisada, hecha con caucho, para que esta deposite la sustancia en latas que serán llevadas por el ayudante hacia el interior de la vivienda. Venden cada lata a seiscientos pesos.

Cuando ya han agotado el producto regresan a El Pital para cargar nuevamente el coche, haciendo varios viajes en el transcurso del día.

Los pozos están ubicados en una loma y son recubiertos con tapas de concreto, de donde salen tubos que se dirigen hacia una motobomba con el fin de succionar. Alrededor de estos hay mucha vegetación, arboles grandes y pequeñas plantas que le dan un toque campestre y natural. Sobre la vía pavimentada esta la Abastecedora y Purificadora Agua Viva, y a su izquierda Pequeñas Picaditas El Pital, un pequeño kiosco rojo con techo de zinc en donde muchos llegan a desayunar, almorzar e incluso tomarse unas cervezas bien frías.

Para sus habitantes el agua que sale de ahí es preciada, exquisita, tiene historia, es tradicional, es vital y cuenta una leyenda. “Todo aquel que tome el agua pitalera se queda a vivir en Planeta Rica”, acontecimiento que siendo cierto o no, hizo que el famoso cantante y compositor, el primer rey de la leyenda vallenata, Alejandro Durán, viviera sus últimos 38 años en la ciudad.

Esto es tradición y significa mucho, tanto para los trabajadores informales que realizan esta actividad como único medio para subsistir, como para los ciudadanos que ahí habitan. Ellos manifiestan que aunque quieren ver terminado la obra del acueducto, no quieren que esta activad deje de realizarse.

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