Lejos de los menús de los hoteles y restaurantes de la ciudad, la nostalgia se apodera de los paladares de los monterianos con los sabores de los manjares populares que solo se pueden disfrutar durante los días de la Feria Ganadera.
El hojaldre es una fritura hecha con harina y cerveza que se vende a 1000 pesos la unidad, y se consiguen en grandes palanganas en cualquier esquina de la ciudad.
La brisa monteriana por estos días huele a chorizo, a chuzo con bollo, a mango biche, a crispetas.
De nuevo se oye retumbar en las calles y avenidas, las máquinas moledoras de hielo como el augurio de un buen raspado.
Los helados artesanales parecen salir del recuerdo de la Montería de antaño, para deleitar a propios y visitantes con estas delicias que hacen parte de la tradición gastronómica popular de nuestra tierra.
Los vendedores de chuzo aromatizan las calles con el olor a chorizo asado al carbón, acompañado con bollo, la combinación perfecta y una opción excelente para alimentarse y seguir bailando.
Se puede encontrar entre el bullicio de los desfiles muslitos de pollo hechos con harina, delgadas tajadas de plátano con queso y butifarras que se venden al compás del sonido de la caldereta que el vendedor produce con su cuchillo para llamar la atención de posibles comensales. (Foto pompiliooo.blogspot.com.co).
Los dulces de corozos, mamón, papaya, coco, piña y leche, son otro de los placeres en boca que uno puede saborear en cada esquina de la ciudad y que con cada probada, uno puede sentir un trozo dulce y natural de esta tierra fértil y prospera del valle del Sinú y San Jorge.