En el corregimiento de Severá, zona rural de Cereté, se vive un silencio que solamente es interrumpido por el llanto de tres familias que hoy despiden a las víctimas que infortunadamente cobró el trágico accidente en el que cayeron a las profundas aguas del río Sinú.
Con mucha tristeza en sus rostros, los familiares y toda la comunidad de la localidad, dan el último adiós a estos seres. Algunos muy allegados y otros no tanto, reflejan el inmenso dolor que causa la separación humana, vienen a sus mentes todos esos buenos momentos que marcaron sus vidas junto a ellos y gritan al cielo preguntando el por qué el destino se los arrebató.
Aunque para los creyentes, la muerte representa la misma vida, los familiares expresan estar confundidos, más aún cuando no logran descifrar como pudo haberse llevado la muerte a una mujer que no había dado a luz, un bebé que no alcanzó a ver el rostro de sus familiares, un paisaje cordobés, el sol radiante de un amanecer o al mismo río Sinú en su esplendor.
Lo cierto es que después de esta tétrica despedida, no quedará en los corazones un mal recuerdo, todo lo contrario, de sus parientes que hoy parten a la eternidad, tratan de guardar como un tesoro los bellos momentos que en vida representaron su felicidad.