Como un hecho curioso es calificado por los transeuntes de la calle 36 con carrera segunda de Montería la presencia de garzas, esa ave blanca de largas patas y cuello en forma de S que se encuentran por todo el continente americano y en muchas regiones del mundo, pero que ahora llama la atención porque deambulan en el sector monteriano como un habitante más. Aunque no es la primera vez que los pájaros deambulan en la zona, hoy el número de las aves es mayor.
La garza blanca considerada la más grande de su especie (exceptuando a la garza ceniza de cuerpo blanco), vive cerca del agua, dulce o salada, y se alimentan en pantanos, arroyos, lagunas y marismas. Cazan a sus presas caminando lentamente o permaneciendo quietas durante largos periodos, esperando a que el animal se acerque lo suficiente como para poder atraparlo con su largo cuello y su pico puntiagudo.
Sin embargo llama la atención que ahora estén buscando su alimento en la transitada vía donde teniendo a lo largo de la ciudad el río Sinú, ecosistema natural de la especie.
La presencia de las las garzas blancas sobre los techos de locales comerciales, corredores y la vía hoy se ha convertido en un atractivo para los monterianos quienes se preguntan a qué se deberá el hecho.
No obstante los comerciantes de la zona afirman que el desplazamiento de las aves se debe a que anteriormente habitaban a lo largo de la muralla de la Avenida Primera, conocida como pueblo Pescao, donde hoy es la Plaza Cultural del Sinú. Con el traslado de dichos comerciantes de pescado ellas buscan su sustento en la dieta carnívora de las agallas o branquias de los peces que son desechadas por los vendedores.
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