35 mil amantes en la vida de Fidel Castro

35 mil amantes en la vida de Fidel Castro

El líder comunista se casó dos veces, pero se enamoró muchas más. También compartió alcoba con mujeres de las que nunca se acordaría, ya que la cifra de amantes que se le atribuyen asciende a las 35.000.

La actividad política del líder comunista, Fidel Castro, era casi tan activa como su actividad amorosa. A lo largo de su larga vida en la que pasaron 90 años, disfrutó de la compañía de hermosas mujeres y atesoró grandes amores, alguno de ellos confesables y otros ocultos, aunque han ido adquiriendo diferentes grados de protagonismo con el paso del tiempo tras conocerse su estrecho vínculo con el mandatario. De hecho, según el ‘New York Post’, Castro llegó a compartir juegos de alcoba con más de 35.000 mujeres, una elevada cifra que evidenciaría que ha sido un gran conquistador en el terreno amoroso, más allá de su alargada figura política.

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Mirta y Dalia, sus dos únicas esposas

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Mirta y Dalia

Su primera mujer, Mirta Díaz-Balart, paradójicamente provenía de una familia del régimen de Fulgencio Batista, fiel a los Estados Unidos, régimen completamente opuesto al del líder comunista. Fidel conoció a su primera esposa en la universidad en 1946 y, a pesar de que no contaba con la aprobación familiar, los dos lucharon por contraer nupcias dos años después.

El matrimonio solo duró 7 años debido a los constantes rumores de infidelidas por parte de Castro. En esos años nació Fidel Ángel (Fidelito), su primer hijo dentro del matrimonio, ya que años después se conoció que seis meses antes del nacimiento de su supuesto primogénito ya había llegado al mundo otro retoño, Jorge Ángel, resultado de un corto affaire de tres días con una admiradora llamada María Laborde. Una realidad que dio a conocer un escolta antes de poner rumbo a Estados Unidos para huir de la posible reacción de su exjefe.

Diez años después Fidel se enamora completamente de una discreta maestra de rubios cabellos conocida como Dalia Soto del Valle. En ningún momento quiso captar la atención de los medios y permaneció siempre en un discreto segundo plano, incluso veinte años después de comenzar su idilio, cuando decidieron intercambiar alianzas en 1980. Esta dama preocupada por la alfabetización de la isla, le dio otros cinco hijos, todos varones y con nombres que empiezan por ‘a’: Alejandro, Antonio, Ángel, Alex y Alexis. Dicen que esta obsesión le viene por la pasión de Castro por Alejandro Magno, quizá por eso tres de sus hijos tienen nombres derivados de este.

Una lista interminable de amantes

 

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Celia Sánchez Manduley

Celia Sánchez Manduley es una de sus amantes más respetadas por la sociedad cubana. Fue clave en el alzamiento de Fidel Castro al poder y tras participar activamente en la lucha armada como guerrillera, se convirtió en secretaria de la Presidencia del Consejo de Ministros de Cuba. Todos conocían de su estrecha cercanía con Fidel, aunque nadie se atrevía a pronunciarse públicamente al respecto. De hecho, hasta que ‘la revolucionaria’ no falleció en 1980 víctima de un cáncer de pulmón, Fidel no dio el decisivo paso de hincar rodilla en el suelo y pedirle matrimonio a Dalia.

 

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Natalia Revuelta

Natalia Revuelta también fue un activo muy importante en la revolución de Castro, pero también en sus sábanas. Proveniente de una familia acaudalada de Cuba, no dudó en vender sus joyas para adquirir armas a favor del hombre del que estaba enamorada, a pesar de que ella también era una mujer casada. Sus uniones no eran impedimentos a sus encuentros e incluso tuvieron una hija, Alina Fernández, que creció con el apellido de su padrastro para no despertar suspicacias. Fue precisamente Natalia la gota que colmó el vaso y el punto de inflexión en el matrimonio de Castro con Mirta. Una cosa era tener amantes, otra muy distinta que ellas te den hijos.

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Fidel Castro y Marita Lorenz en un fotomontaje de Vanitatis

Marita Lorenz, la espía que que se enamoró de Castro. Con raíces alemanas y estadounidenses y víctima del régimen nazi, emigró tras la Segunda Guerra Mundial a Estados Unidos junto a sus padres tras ser rescatada de un campo de concentración a los 7 años. Su calvario no terminó aquí, ya que sufrió una violación por uno de los soldados que facilitó su liberación, una sensación agridulce que no le impidió asociarse con la CIA y cumplir con el encargo de acercarse a Fidel Castro para conocer de cerca al ‘enemigo. Tan de cerca, que llegó incluso a enamorarse de él. No obstante, su relación extramatrimonial no duró más que siete meses y terminó con un aborto.

La CIA la adiestró para odiar a su amante y para regresar a sus brazos con el único propósito de acabar con su vida, pero él era conocedor de sus planes. Ella misma narró este capítulo de su vida:

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