La pregunta que surge con el análisis de los resultados de las elecciones de Congreso es si los electores le hicieron conejo a los aspirantes, pues fallaron los cálculos y varios de ellos se ahogaron.
Las respuestas son sencillas. Los electores se cansaron de los escándalos de corrupción, no hubo plata suficiente como la de otras campañas, las cuentas no estuvieran claras y las divisiones internas marcaron el fin de sus aspiraciones.
Dentro de las caídas más estrepitosas se cuenta la de la senadora Arlet Casado de López, quien era considerada una baronesa electoral dentro de la colectividad roja. Los votos no le alcanzaron para retener la credencial que había logrado cuando recogió las banderas del movimiento Mayorías Liberales, tras la detención de su esposo, Juan Manuel López, investigado por haber firmado el Pacto de Ralito.
Lo de Arlet era anunciado por muchos. La pelea con su antiguo socio político le dio la estocada final. Junto a Fabio Amín, hoy electo senador con la quinta votación de la colectividad en el país, se salieron reconocidos personajes como el diputado Orlando Benítez, quien tiene una alta votación dentro del grupo y el exalcalde de Puerto Escondido Pablo Vergara.
Tampoco le perdonaron su forma de burlarse de su antiguo compañero de fórmula Rafael Madrid Hodge, de quien dijo que estaba tan gordo que un día caería muerto en la silla en la que se encontraba sentado.
No se puede desconocer tampoco que bajó considerablemente su votación en todo el departamento e incluso en San Andrés de Sotavento, su ciudad natal.
La Ñoñomanía
La otra caída estrepitosa fue la de la Ñoñomanía. Ni el representante Eduardo José Tous, quien dio el salto al Senado, ni Julio Elías, hermano del Ñoño, que aspiraba a la Cámara alcanzaron los votos necesarios para llegar al Congreso.
Esa situación es difícil explicar si se tiene en cuenta que en la pasada contienda el Ñoño Elías logró una de las votaciones más atas de Córdoba, seguida de la de Musa Besaile, y una de las más altas del país. Esta vez bajaron de forma asombrosa.
Hay varias razones que explican el comportamiento de los electores. Una de ellas es que los acostumbraron a darles prebendas y dinero a cambio del apoyo y en esta oportunidad no se vieron los ríos de plata a los que los tenían acostumbrados.
Por el umbral
Otro de los casos que ha generado el análisis de los cordobeses es lo ocurrido con el senador Antonio Correa, quien venía liderando importantes proyectos de control político en el Senado.
Pese a que logró cerca de 64 mil votos se quedó sin la credencial porque su grupo político, Opción Ciudadana, no alcanzó el umbral establecido para estas elecciones.
Como quien dice le tocó tirarse al hombro la responsabilidad de todo el partido, pues la votación del resto de la lista fue insignificante si se tiene en cuenta los votos que necesita una persona para elegirse como congresista.
Cero en Cambio Radical
La otra pregunta que surge en el marco de los análisis políticos es lo que sucedió con la candidatura del abogado Carlos Gómez, quien por segunda vez queda muy cerca de obtener el título, pero no lo consigue.
Los votos fueron significativos, pero no los suficientes. En Lorica, por ejemplo, no le cumplieron como esperaba pese a que es su tierra natal. Allí irónicamente tuvo una amplia votación el senador David Barguil, por unos acuerdos previos con la casa Jattin.
Tampoco logró en San Andrés de Sotavento la votación a la que estaban acostumbrados en la casa Pestana, quien había manifestado apoyo al candidato, ante la decisión de Yamina Pestana de no aspirar más al Senado.
Esta vez se la jugaron con Cambio Radical, pero la estrategia no dio resultado y nuevamente Carlos Gómez sufrió una dolorosa derrota.
Igual ocurrió con el médico Roberto Buelvas, quien tampoco alcanzó los votos necesarios, pese a las promesas que le habían hechos los seguidores en Córdoba y en otros departamentos donde hizo alianzas estratégicas.