El ‘Bombardino de Oro’ lucha para que no muera la tradición del porro

El ‘Bombardino de Oro’ lucha para que no muera la tradición del porro

Por Sarah Murillo Sáenz

Sentado en una mecedora, se mueve lentamente hacia adelante y hacia atrás. A su lado siempre está su fiel amigo, el bombardino.

Su mirada llena de tristeza, refleja resignación pues sabe que sus fuerzas se están acabando y con ellas, las tradiciones que por décadas han representado y resaltado a una región. Se van esfumando como el humo de un cigarro.

Rafael Eduardo Sáenz Vidal, es más conocido como el Bombardino de Oro. Ese apodo lo adquirió después de la composición de  la obra Río Sinú, creada en compañía de Miguel Emiro Naranjo y Rubén López, en el año 1958, cuando las notas de su bombardino retumbaron como si fueran celestiales..

Lleva 35 años tocando y cantando en la banda 19 de Marzo de Laguneta. Sonriente recuerda el día que fue invitado a tocar en la agrupación, que dirige el maestro Miguel Emiro Naranjo, uno de los músicos que ha internacionalizado la música de porro.

Incursionó en la música cuando solo tenía 16 años. Sus primeros pasos los dio con un grupo de hombres apasionados por el porro que decidieron reunir a 20 jóvenes de la región y conformar una banda, llamada 20 de Julio de Pijiguayal, de la cual logró ser director.

Su fama se fue extendiendo. Reconocidas agrupaciones musicales tocaron a su puerta en busca de su talento. Bandas como San José de Toluviejo y La Juvenil de Chochó le ofrecieron formar parte de ellas.

Múltiples homenajes

A lo largo de su trayectoria musical ha sido homenajeado en diversas oportunidades. El municipio de San Marcos, la Universidad Luis Amigó, sede Montería y el periódico El Meridiano de Córdoba, han resaltado su trabajo como uno de los mayores exponentes del género.

Tiene cuatro hijos, Juan Carlos, Ana Karina, Rafael y María Alejandra, todos ellos profesionales. Su actual esposa es Ester Banda, con quien ha vivido estos últimos 20 años, se ha convertido en  un apoyo para su carrera..

A sus 65 años se emociona y apasiona al hablar del bombardino, como si de la primera vez que lo hiciese se tratara. Para él siempre será su eterno y gran amor y no se imagina realizando otra cosa que no sea tocando una de sus más amadas posesiones, Han vivido muchas cosas juntos.

Sin duda lo que más anhela es que la tradición no se pierda, que las nuevas generaciones se apropien de lo que caracteriza a Córdoba; que los nuevos músicos amen el porro, que luchen por mantenerlo vivo y que no se dejen atraer por la música extranjera, sino que sientan y vivan el porro.

 

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