Todo el mundo en Córdoba se está quejando de ‘pobreza’ en campañas políticas

Los que pretendían ‘hacer su agosto’ con la temporada política en Córdoba se quedaron con los crespos hechos. Las campañas han manejado bajo perfil, en todas dicen que no hay dinero y como si fuera poco, la situación jurídica de varios aspirantes ha originado una desbandada de líderes.

Solo basta con echar una mirada a la ciudad para darse cuenta que estas elecciones han sido totalmente distintas a las anteriores. No se ven los carros con los microperforados en los que lucían con orgullo la imagen del candidato de su preferencia.

Los amigos de Bernardo Elías y Musa Besaile, ambos presos en La Picota, que tradicionalmente marcaban cientos de carros con sus afiches, esta vez no lo hicieron. Algunos dicen que prefieren mantener bajo perfil y a otros les da miedo reconocer su amistad porque ello podría implicarles problemas futuros.

La explicación en la austeridad de las campañas ha sido explicada por algunos analistas como un acuerdo tácito entre todos los aspirantes al Congreso para disminuir los costos de las campañas que en Córdoba eran exagerados, pues se habla de montos cercanos a los 10 mil millones de pesos.

Otro hecho que podría justificar la ‘pobreza’ es que los dineros utilizados para algunas campañas salían del erario público, pero ahora hay mayor control y vigilancia a raíz de la intervención de organismos como la Procuraduría y la Contraloría, especialmente en la Gobernación de Córdoba.

Como se recordará, la misma Fiscalía anunció que estaba investigando si los dineros de la corrupción en Córdoba habrían servido para financiar por lo menos dos campañas.

El extremo es tal que no se observan las coloridas publicidades en los diferentes medios de comunicación. Solo algunos han recibido el beneficio de la pauta, mientras que otros están esperando la promesa hecha en el sentido que pautarán a finales del mes y solo por pocos días.

Las empresas de publicidad también se han quejado porque pensaban que las campañas políticas los desbordarían de trabajo y no ha sido así.

Los líderes también han sentido el fin de la bonanza a la que los tenían acostumbrados, pues les pagaban gruesas sumas de dinero por los electores que decían tener cautivos. Ahora les rebajan la cuota de un solo tajo. «Tienes mil electores, bueno solo me interesan 500, con los demás puedes hacer lo que quieras», le dicen a los líderes como para bajar el monto de lo que implica un mayor número de votantes.

Los que alquilaban paredes para ubicar el número de los tarjeones y el nombre de los candidatos, también se han quedado esperando la oferta. Advierten que los aspirantes utilizan los muros, pero de las redes sociales para promocionar sus números y han dejado de lado el uso de las mismas.

Aún falta un poco más de un mes y hay quien no pierde la esperanza de ‘pescar’ algo en esta contienda, pero ni la lista de libros o los tradicionales cuadernos que dan en esta época se han visto y solo una que otra campaña le ‘colaboró’ a los padres de familia con la onerosa lista.

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