La bicicleta que acompañó a Luciano Angulo, más conocido como Cantinflas, durante los últimos 35 años de su vida, fue hurtada de una calle céntrica de Montería.
En ella ganaba el sustento diario. Recorría las calles de la ciudad perifoneando los avisos de sus clientes. En esa misma bicicleta retó a la clase política de Córdoba y como un gesto de protesta aspiró a la Alcaldía de Montería, logrando cinco mil votos.
Aunque el valor comercial de su bicicleta es de 150 mil pesos, para Luciano Angulo el valor sentimental es incalculable. Se había convertido en su fiel compañera de batallas, la cual la ayudaba a soportar el peso de su equipo de trabajo para ganarse la vida.
Angulo dejó su vieja Monark parqueada frente a un negocio del centro de la ciudad, tal y como solía hacerlo siempre, pues ya todos reconocían su herramienta de trabajo. Sin embargo, esta vez no fue igualy en pocos segundos se la llevó el ladrón.
«Me robaron el corazón», dijo sin esconder un dejo de dolor. Ofreció una recompensa de 50 mil pesos para que se la devuelvan y dijo que no instaurará la queja ante las autoridades competentes porque saben que no le pararán bolas a una vieja bicicleta, con más valor sentimental que comercial.
«Si hubiera sido un carro de alta gama, seguramente correrían, pero sé que no lo harán por mi vieja bicicleta», dijo sin perder la esperanza que su recompensa surta efecto.